Desde
aquellos días en que con Discoplay, mes a mes, me ilustraba con la imagen de
mil y un portadas de discos –muchas de las cuales eran contenedoras para mi de
un enigma musical-, la simple contemplación de la imagen de cubierta de Hot Rats despertaba en mi una doble
sensación cautivadora; por una parte atracción hacia lo desconocido y el
consecuente impulso a descubrir el contenido de lo que reiteradamente había
oído enunciar como una ‘magna obra’, y por otra, un cierto sentimiento de prevención
de que su contenido pudiese producirme tal descalabro que llegase a hacerme
desechar la atrayente imagen icónica con la que, el mejor ilustrador de la obra
de Zappa, Calvin Schenkel había conseguido atraerme visualmente.
El
séptimo trabajo discográfico y primero en solitario de Frank Zappa llegó a mi
colección discográfica quizás en el momento menos idóneo para ser asimilado,
cuando las ondas hercianas que vomitaban mis altavoces estaban fundamentalmente
conformadas por música de alto watiaje en la que las disertaciones
instrumentales eran el objeto menos común.
Enamorarme
del contenido de Hot Rats no fue algo
que surgiese a primera vista, o mejor dicho, a primera escucha. Willie The Pimp era lo que más se
acercaba al rock con el que más familiarizado estaba; la recreación perfecta
realizada por dos tipos tan extraños
como Zappa y Don Vliet de la historia del típico
chuloputas trajeado con pañuelo rojo
asomándole por el bolsillo de la americana ceñida, saliendo a la calle desde
el interior de un hotel de mala muerte, que tantas veces había visto
retratado en las películas del Hollywood de los setenta, fue la que me
consiguió anclar al álbum y perseverar en la escucha; aunque en el tema hubiese
elementos o instrumentos que no asimilaba a un combo de rock corriente, como el
violín que con tanta vehemencia atacaba Sugarcaine Harris.
Poco
a poco fui descubriendo en el interior de los temas, en el desparrame
instrumental de Mr. Green Genes o en
el fraseo blusero de Gumbo Variations
la capacidad y las cualidades solistas del propio Frank Zappa a la guitarra;
quién, con este álbum, había emergido al mundo del rock and roll como guitar master disertando inagotablemente
con escalas pentatónicas, después de seis trabajos discográficos con cuyo
contenido argumental se había dedicado a atacar irónicamente el American Way Of Life.
Hot Rats es un crisol de sensaciones, un
conglomerado de géneros y estilos, desde el rock más experimental y ecléctico
al jazz contemporáneo, así lo ponen de manifiesto tanto las pulsaciones
rítmicas del contrabajo que abre Little
Umbrelas como los violines que invocan al rock en manos de Jean Luc Ponty,
compitiendo en igualdad de condiciones con las guitarras en la construcción de
escalas y progresiones. Hot Rats
aglutina en sus notas los ecos de la música de su tiempo, reuniendo en torno a
él las reminiscencias del sonido de Davis o Coltrane y la brillante esencia
británica musical de los Stones.
Un
álbum al que es difícil acercarse, pero del que cuesta separarse una vez contactaste.
Decididamente vanguardista, incluso para estos tiempos.
4 comentarios :
Hot Rats es que era tremendo. Uno de los muchísimos picos creativos del de Baltimore. Hoy, en su honor me he pinchado en vena el Waka Jawaka y el The Grand Wazzo; y hoy, quizá caiga éste. Un abrazo, Aurelio. Cuídate.
Pues a mí me enganchó desde la primera escucha, Aurelio. Una obra tan abrumadora como "Bitches Brew" o "Tago Mago", de ésas que nunca acabas de conocer. Gran reivindicación.
Un abrazo.
Pues yo no he sido capaz de empastar con Zappa y te aseguro que lo he intentado en varias ocasiones.
Que recuerdos de los boletines del BID.
Abrazo.
Sin duda que lo era, Alex, y no desmerece con el paso del tiempo y el número de escuchas.
En alguién a quien le gusta tanto el jazz como a tí, Gonzalo, es natural que enganchase a la primera, aunque para quien viene exclusivamente del rock -como yo en el momento de conocer a Zappa- supone un cambio sustancial dificil de asimilar...
Adi, te pasa lo mismo que a mi con The Black Keys, por ejemplo... Cuando no entra no entra...
Un abrazo a los tres y buen finde.
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