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octubre 17, 2014

50 años de 'Twelve by Five'.

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Tal día como hoy, hace nada menos que la friolera de 50 años que 12x5, el segundo álbum de estudio de Sus Satánicas Majestades fue publicado en los Estados Unidos de América. Precedido por el lanzamiento en el Reino Unido del Ep titulado 5x5 -Five by Five-, fruto de las sesiones de grabación realizadas en junio de ese año en los estudios Chess de Chicago, Decca apostó por el formato de doce temas –de ahí su título-, mucho más popular en el mercado americano.

5x5 contenía versiones de blues, rock y soul de artistas como Chuck Berry, Walter Brown o Wilson Picket junto a dos aportaciones compuestas al alimón por la banda al completo, bajo el seudónimo archiconocido de Nanker Phelge: Empty Heart y 2120 South Michigan Avenue; a las que se decidieron sumar otros siete temas –para completar el formato Lp- entre los que figuraban los primeros debuts del tándem compositivo Jagger/Richards.

Hay que reconocer el trabajo que Andrew Loog Oldham, héroe y villano a partes iguales, hizo en favor del rock and roll; ejerciendo como mecenas de estos cinco chicos de Londres cuyo futuro estaba todavía in albis, rescatándolos del Crawdaddy Club de Richmond para disfrute eterno de los mortales; aunque con el mismo hilo tejiese una tela enmarañada, en la que las triquiñuelas legales procuraban con usura un futuro mejor para si mismo a costa de la capacidad creativa de los demás. Pero dejando a parte la capacidad de visión de Oldham, su mezquindad y valorando positivamente su empeño –aunque este contuviese un negocio falaz- de poner de moda a los Stones en las emisoras de los States; hay que poner énfasis en la importancia que 12X5 ha tenido en estos 50 años que, en un plis plas, han pasado.

Aunque escuchar decir que los primeros álbumes de los Stones no son ningún reducto de originalidad sea perfectamente admisible, creo que el tema de la composición debe relegarse a un segundo plano a sabiendas que, utilizando como materia prima esos fragmentos de blues y rock primigenio –aunque se hubiesen tomado prestados-, se estaba construyendo un sonido genuino que se siente y disfruta desde el primer al duodécimo tema contenidos en 12x5. A quien le puede importar que un tema con tantas connotaciones como Time Is On My Side fuese escrito en su día por un letrista cuya pluma estaba al servicio del rock y el soul allá por los años cincuenta, cuando de su escucha emana la esencia propia del rock and roll: juventud, rebeldía y rechazo a las normas de una sociedad marcada por las viejas costumbres que miraba de espaldas al progreso.

Una jam session en los estudios Chess, títulada 2010 South Michigan Avenue, rompe la dicotomía entre el universo crooner y el puramente blusero que conviven en 12x5, haciendo sonar como si hubiesen sido concebidas para ellos tanto Around and Around como It´s All Over Now; mientras Jones, Jagger, Richards y los demás -incluido un tal Ian Stewart que se escondía tras los créditos- se empeñan en poner claro, con un título tan explicito como Grown Up Wrong, cuales son los derroteros por los que en adelante iban a caminar.

50 años no son nada para 12x5… y pasaran otros cincuenta años, y si podemos verlos correr, seguro que seguiremos pensando que este álbum es un fragmento de historia tan imprescindible como lo es a día de hoy.

septiembre 26, 2014

Exiliando malos rollos...

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Que a cada disco le corresponde un instante anímico determinado es una cuestión que escapa de cualquier controversia; a cada hora del día el cuerpo, la mente, el alma sugieren una cosa determinada. El voraz degustador de rock and roll tiene clara cual es la fórmula especial que contiene un álbum clásico y aunque antes de volver a catarla ésta sugiera una determinada sensación, de vez en cuando hace saltar un resorte en el alma distinto al que en momentos anteriores pudo saltar.

Hoy me levante con el sabor de los viernes en los labios y aunque con el inicio del mejor día de la semana mi mente me indicó que empezaba ese lapsus semanal en el que el cuerpo desconecta un poquito de la rutina diaria, instintivamente me dirigí a la estantería dónde reposan mis álbumes, para musicalmente vencer el tedio del rutinario trabajo burocrático, intentando echar una cucharada de azúcar al corazón.

Todavía no se lo que me empujó a coger el Exile On Main St. entre los dedos, pero nada más empezar a sonar las primeras notas en la disquetera se desvanecieron en la cabeza los malos rollos, esos que te atacan cuando la conciencia despierta al comenzar una nueva jornada, recodándote que eso no es lo que hubieses elegido hacer para siempre en tu vida. Desde luego que mi mente hoy estaba sincronizada en alguna forma con el ‘alma oculta’ de este álbum, quizás fue la sensación de despertar a un día del que se espera deleite la que me conecto con esos momentos en los que para los Stones todo comenzaba de nuevo; esos momentos en los que componían temas, sin la presencia corpórea de Brian Jones, para compilarlos en los Olimpic Studios de Londrés y parir una de las más preciadas piezas de arte rockero.

Se ha mitigado la fatiga, los efluvios de la música disiparon el tedio y los malos rollos desparacieron. No tan solo es culpa de ser consciente de estar viviendo el viernes, ese día que tanto suele prometer y muchas veces suele cumplir, también lo es la forma en que me han acariciado las melodías contenidas en Sweet Virginia, el susurro de los riffs miméticos de Keith en Rocks Off o Tumbling Dice, la esencia de John Lee contenida en Shake Your Hips  o la sensualidad de Sweet Black Angel. Incluso las armonías de Shine a Light han contribuido al deleite, aunque siempre prefiera disfrutar de Exile sintiendo como roza el vinilo con la aguja.

Consciente de lo afortunado que soy por poder decir que sufro de la rutina del trabajo diario, también lo soy de que pese a ser ‘viejo’ mi corazón es joven y capaz de disfrutar una y cien veces más, de manera distinta Exile On Main St.

Feliz fin de semana.

enero 11, 2012

Get Yer Ya-Ya's Out.

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Quizás sea el detonante de mi entrada temprana en el mundo del rock and roll, el sencillo extraido de éste álbum, contenedor de los temas Little Queenie y Jumpin' Jack Flash, que en compañía de un amigo y junto a el If You Want Blood (You've Got It) de AC/DC, reproduciamos una y otra vez en su modesto tocadiscos, pero de lo que si estoy seguro es de que este par de temas me llevó a entrar de lleno en el mundo de los Rolling Stones, convirtiendo a Get Yer Ya-Ya's Out en una de mis primeras adquisiciones musicales, convirtiendose en el primer vinilo de mi colección.

A medida que han pasado los años la exploración en el mundo estoniano me ha llevado a poseer casi la totalidad de sus grabaciones en estudio y en directo de la banda, y este disco que, además de ser eslabon intermedio entrela época americana y la británica, es el que me ha llevado ha urgar en el pasado de los Stones y disfrutar de los Decca Years, periodo que particularmente más me hace disfrutar.

Despues de tantas y tantas reseñas echas en la historia de este álbum, tanto por la crítica como por los degustadores del buen rock and roll, quizás se puedan verter pocos atributos más para ensalzar la calidad de esta grabación, que para mi, después de más de cuarenta años de su publicación sigue sonando tan fresca como en el momento que vió la luz.

Disfrutando cada tema con el máximo deleite,  el que más me hace vibrar es el fantástico slow blues que contiene la versión del tema de Robert Johnson Love in Vain, dónde las guitarras de Keith Richards y Mick Taylor susurran las notas necesarias para que Jagger efectue acompasadamente su narración vocal. Aunque la potencia de Jumpin' Jack Flash y la presteza de las versiones de Chuck Berry Carol y Little Queenie, vengan a poner el punto más marchoso del álbum, la puesta en escena del demoniaco Sympathy for The Devil se convierte en otro de mis temas estrellas, no solo del disco, sino de la discografia de sus satánicas majestades.

Una obra maestra que, al pincharla, hace rejuvenecer tanto al rock and roll como a quien lo escucha. Muchas veces apelamos a la falta de innovación musical en el mundo de la música actual, pero aunque la innovación fuese lo común en la actualidad pocas cosas que se digan podrían superar lo que se dijo en este álbum.

Stones forever!

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