No
quiero dar lugar a pensar en ningún momento que haya considerado a los Booty
Hunters como un plato de segunda mesa o un sucedáneo gentil del original con el
que recrearme en los sabores country del sur profundo; pues aunque las montañas
de referencia más próximas para el quinteto catalán pudieren ser las de la
Sierra de Collserola, nada tienen que envidiar a las bandas autóctonas; eso es
lo que se percibe desde la primera aproximación a Chernobilly; la naturalidad y soltura con la que se desenvuelve la
banda en el estilo se distingue nada más intentar su abordaje
Tras
la parafernalia redneck en la que se envuelven los Hunters, se evidencian cinco
talentos curtidos en el arte del rock and roll (hoy por hoy, Jordi Ollé -bateria y tabla de
lavar-, Xavi
Ollé -banjo, guitarra y voz-, Javi Bañón –bajo y contrabajo-
Daniel
Bañón -guitarra y lapsteel- y Lluis Gomez –violín-),
cinco músicos de primera categoría que hacen fluir el bluegrass como si lo
hubiesen mamado desde la cuna, demostrando sobradamente ser capaces de
sintetizar a la perfección los rasgos característicos del cowpunk en una amalgama de guitarras eléctricas saturadas, melodías
campestres de violín y pulsaciones punzantes de stand-up bass.
Fantástica
y entrañable la Lap Steel en Double
Fistin Woman, sabor puramente montañes
exudado en la melodía de banjo de Lost In
Town y chabacanería a raudales en los riffs saturados de Railroad Train. Desde el punk más
garrulo y eléctrico de Lies,
transitando por los sabores dulces de la campiña sureña, recreados en Founding Two, hasta llegar al bluegrass preciso
de Endless River; Chernobilly recrea
a la perfección líricamente las historias de sueños frustrados, sufrimiento y
perdición, a las que semánticamente se halla tan ligado el fenómeno.
Una
banda capaz de mirar sin complejos a la cara y de recrearse sin prejuicios en
el sonido sintetizado en los nombres de Hank Williams o Johnny Cash; en una
decidida y acertada apuesta musical en un estilo que no goza de tanta aceptación
en la piel de toro como otros buquets de distinto aroma dentro del rock
americano actual, y que encuentro decididamente genial.
2 comentarios :
Si hay algo que se nos da bien a los españoles, es calcar el sonido americano que el británico. Le pasa a Quique González, a Sabina, el émulo por excelencia de Cohen y Dylan y a The Soulbreaker Company con los Black Crowes. Excelente lo que he podido escuchar hasta ahora. Un abrazo, Aurelio. A disfrutar.
Este álbum es una muestra palpable de lo que dices, Alex.
Gracias por opinar.
Un abrazo.
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