El otro día nada más pinchar este álbum en el reproductor de música, como con una especie de ‘clic’ se despertó en mi paladar el sabor tantas veces degustado del Burn de los Deep Purple; aquel con el que me reencuentro para disfrutar del potencial rockero del Glenn Hudges que adoro. Aunque la relación entre álbum y álbum es orbital, fueron los riffs que emanan de este artefacto sonoro los que me hicieron seguir mentalmente este link; aunque creo que la expresión rítmica del bajo y la línea argumental de los teclados fueron los que especialmente contribuyeron a crear esa conexión.
Por
supuesto que nada tienen que ver los tiempos actuales con los de la época
dorada (purpurea) del hard rock, sobre todo en lo que se refiere a facilidad
para convocar masas; el fenómeno del rock and roll no es lo que fue, aunque hoy
por hoy podemos jactarnos de estar viviendo un renacer musical en el incesante
revival de sonidos, con propuestas tan sólidas en el terreno del blues rock
amalgamado con el rock más duro, entre las que Clutch o Graveyard focalizan la
atención.
Mientras
tanto, como la arena entre los dedos, se escapan otras con idéntica capacidad para
hacernos descargar adrenalina, de las que particularmente pasé de largo y
descubrí en un tarde lluviosa en Mendizabala. Aunque mi relación con el este
tipo de rock and roll tan intenso es más bien tangencial, como al que más me
gusta descargar las malas vibraciones con un poco de potencia de alta
graduación en watios, y una propuesta sincera como la de Monster Truck y en concreto,
con la contenida en Furiosity.
Tanto
la frase de guitarra introductoria en Old
Train, como la línea vocal y de bajo de John Harvey contribuyen a restaurar
instantáneamente en el paladar las reminiscencias purplelianas implícitas en
Monster Truck, aunque con The Lion y
la subsiguiente Power of The People
se despierte del sueño setentero, devolviéndonos a la
fórmula magistral actual en la que en el rock and roll los watios son elevados
a la máxima potencia. Fantástica Sweet
Mountain River y soberbia la aproximación a los tempos moderados y a los
tonos menores de My Love Is True, en
la que el chorus melódico brilla entre el amalgamado árido de riffs;
sumiéndonos en la ‘calma’ tras el clímax imbuido por el boogie rítmico
desenfrenado de Call It A Spade.
El
potencial sonoro de Furiosity carga
las baterías con máxima celeridad y desde el primer abordaje; es como una taza
de chocolate espeso que invita a despertar del sueño confortable al que condujo
una tisana de rock liviano.
1 comentarios :
Discarraaal!!! Ya había visto el video que colgaste en yutuf antes de ponerlo en blog. Yo estuve ahí delante en la carpa del ARF. Daría algo por verlos otra vez, y si es en sala mejor, pero me temo que tienen un caché bastante alto... Esperomos.
Un saludo!
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