En
septiembre de 1999, Gov’t The Mule con formato power trio (Haynes/Abts/Woody)
iba por su segundo trabajo de estudio, Dose.
Ese mismo año publicaban su gran primer directo extraído de la jam celebrada en
el Roseland Ballroom de Nueva York, la nochevieja del año precedente. Habían
comenzado el otoño con una serie especial de conciertos, en los que invitaban a
participar a un invitado y, rescatando la promesa de reencontrarse sobre el
escenario que Warren Haynes había realizado unos años atrás, decidieron avisar
a John Scofield para un par de noches, una en Athens y otra en Atlanta; que
serían grabadas para simple documentación de la banda.
El
resultado de la experiencia fomento en los miembros de la banda el deseo de
hacer públicas las grabaciones, pero su corta trayectoria discográfica en esos
instantes y el grado de divergencia del material contenido en las mismas con el
repertorio habitual de la banda, llevó a aplazarlo sine die.
Aunque
se pudiese especular sobre los motivos que han propiciado la publicación de
este disco en este preciso instante, aparte de las razones que el propio Warren
Haynes apunta desde las linner notes
del álbum –a las que agrega la de servir de medio tangible con el que celebrar
los 25 años del nacimiento de la Mula-;
cualquier planteamiento que pudiera contemplarse resulta insignificante al
enfrentarse a Sco-Mule, obra que no
hace otra cosa que certificar la magna calidad de una banda que siempre exploró
en los confines del jazz para nutrirse de matices y poner en marcha el hilo
musical argumental que les ha dotado de la solidez que poseen.

En
el metraje del disco hay temas ampliamente conocidos para los degustadores de
álbumes y de directos de los Mule, como Sco-Mule
o Kind of Bird, y alusiones
reiteradas al jazz aunque éste se entreteja con el rock entre escalas y
progresiones. Hottentot, la aportación de Scofield, suena electrizante y
cautivadora; en Tom Thumb las
guitarras brillan y se intercalan con los teclados en un interplay magistral y
en Kind of Birth rinden con
majestuosidad el merecido reconocimiento a los Allman, dibujando armonias en
los confines de la improvisación utilizando como elementos básicos el soul, el
rock y el jazz.
Un discazo brillante e imposible de eludir. Imprescindible aunque
seas de los que dan un paso para atrás al leer entre líneas la palabra jazz.
4 comentarios :
Reconozco que me he alejado de la mula en estos últimos tiempos, hace un par de años me decepcionaron en el ARF (cierto que es la primera vez en bastantes conciertos que he asistido de Warren y su gente), pero esto es otra cosa, esto a pesar de ser de los que se asusta con la palabra jazz, esto es irresistible Aurelio.
Abrazo.
Creo que este no te va a decepcionar, Addi.
Un abrazo.
Buena mezcla de guitarras. De la mula me gusta su música creo que tienen un gran respeto por el rock de los 70 y lo demuestran con las múltiples y buenas versiones que hacen de estos temas. Si además no tienen problema en mezclarse con afamados guitarristas de Jazz pues mejor todavía. Durante esta tarde de domingo los he oído versionando a Traffic y luego a Warren con Phil Lesh.
Bueno ya es la tercera vez esta tarde que Warren entra en mi cabeza.
Saludos, musicales.
Pues sí, un disco cojonudo!!!
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