Los teclados no son un tipo de
instrumento que me ponga demasiado; me interesan más, sobre todo, la cuerda y
siguiendo el orden preferencias, los vientos y la percusión, aunque ello no
impide para que disfrute con algunos teclistas y con algunos álbumes en los que los teclados sean el instrumento ‘dominante’, circunstancias que desde luego concurren
en Takin’ Off (1962). Pese al
carácter destacado que tienen los teclados en este disco, son encomiables las contribuciones
de Freddie Hubbard a la trompeta y Dexter Gordon al saxo tenor.
Con este álbum despega la carrera musical de un
teclista, Herbie Hancock, cuyo trabajo a lo largo de los años ha ido
evolucionando y transitado por los distintos géneros del jazz, intentado romper
con el tópico extendido que suele encasillar al piano como un instrumento gregario que completa y complementa la rítmica del combo, dando cuerpo a las
composiciones. Precursor en el uso de sintetizadores ha tenido sus escarceos en
los límites del jazz con la música de color, entre las que es más sonada su incursión en el funk,
definitivamente inmortalizada para goce y disfrute en un álbum puramente
setentero titulado Head Hunters, al
que en su día dedique unas líneas.
Analizando en frío el contenido
de este gran disco, no se puede decir que a ‘primera vista Takin’ Off sea un álbum fácilmente accesible para el poco ducho en
las progresiones del jazz, como un servidor, aunque desde la puerta no creo que nadie pueda resistirse
al impulso de responder a la poderosa llamada de un tema encantador como Watermelon Man. En este tema – que
responde a I-IV-V- se cuelan las séptimas significativamente, lo que da una
idea de la proximidad del concepto musical de Hancock con la música de color, sustentada
fundamentalmente en unos acordes de piano que varían melódicamente entre compás
y compás, apuntando definitivamente al blues para ensalzar la melodía principal
y las improvisaciones, de las que se encargan tanto Freddie Hubard como Dexter
Gordon.
Sin pasar por alto la singularidad
melódica de Three Bags Full, en la
que parece difuminarse en cierto grado la alternancia entre la melodía
principal y las improvisaciones que suele presidir las composiciones de jazz, Empty Pockets empuja con swing remarcando
las cualidades para la improvisación de Hubbard a la trompeta, realzándose en Driftin’ la equidad del piano con respecto a otros
instrumentos para crear líneas melódicas; finalizando Takin’ Off con una invitación a la quietud y a la relajación que
emanan de una nana narcótica titulada Alone and I.
Tan básico y seminal como el Please Please Me de los Beatles y tan
iniciático en la composición para Hancock como el 12x5 para los Stones. Imprescindible.
4 comentarios :
Excelente entrada, Aurelio, que culmina la genial e inesperada comparación con Beatles y Stones. Excepcional reunión de talentos la de este disco, en especial el de Freddie Hubbard, uno de los mejores trompetistas de todos los tiempos. Discazo.
Un abrazo.
Gracias por el halago, Gonzalo. Me alegra que te haya gustado... Genial disco, sin duda... Este es un álbum al que he dado muchas vueltas, junto a otro de Dexter Gordon -sobre el que estoy preparando una entrada también-, por motivos didácticos...
Un abrazo.
La canción que abre este disco es muy mítica! La tenían de sintonía de cabecera hace años en un programa de Radio 3. Y el disco, a estas horas nocturnas, entra como la seda... Thanks!!
Watermelon Man tiene una melodía que cautiva y engancha, nada que ver con su alterego en 'Headhunters', de la que, dicho de paso, es una alternativa sensacional...
Un abrazo.
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