septiembre 19, 2014

Despegando...

Los teclados no son un tipo de instrumento que me ponga demasiado; me interesan más, sobre todo, la cuerda y siguiendo el orden preferencias, los vientos y la percusión, aunque ello no impide para que disfrute con algunos teclistas y con algunos álbumes en los que los teclados sean el instrumento ‘dominante’, circunstancias que desde luego concurren en Takin’ Off (1962). Pese al carácter destacado que tienen los teclados en este disco, son encomiables las contribuciones de Freddie Hubbard a la trompeta y Dexter Gordon al saxo tenor.

Con este álbum despega la carrera musical de un teclista, Herbie Hancock, cuyo trabajo a lo largo de los años ha ido evolucionando y transitado por los distintos géneros del jazz, intentado romper con el tópico extendido que suele encasillar al piano como un instrumento gregario que completa y complementa la rítmica del combo, dando cuerpo a las composiciones. Precursor en el uso de sintetizadores ha tenido sus escarceos en los límites del jazz con la música de color, entre las que es más sonada su incursión en el funk, definitivamente inmortalizada para goce y disfrute en un álbum puramente setentero titulado Head Hunters, al que en su día dedique unas líneas.

Analizando en frío el contenido de este gran disco, no se puede decir que a ‘primera vista Takin’ Off sea un álbum fácilmente accesible para el poco ducho en las progresiones del jazz, como un servidor, aunque desde la puerta no creo que nadie pueda resistirse al impulso de responder a la poderosa llamada de un tema encantador como Watermelon Man. En este tema – que responde a I-IV-V- se cuelan las séptimas significativamente, lo que da una idea de la proximidad del concepto musical de Hancock con la música de color, sustentada fundamentalmente en unos acordes de piano que varían melódicamente entre compás y compás, apuntando definitivamente al blues para ensalzar la melodía principal y las improvisaciones, de las que se encargan tanto Freddie Hubard como Dexter Gordon.

Sin pasar por alto la singularidad melódica de Three Bags Full, en la que parece difuminarse en cierto grado la alternancia entre la melodía principal y las improvisaciones que suele presidir las composiciones de jazz, Empty Pockets empuja con swing remarcando las cualidades para la improvisación de Hubbard a la trompeta, realzándose en Driftin’  la equidad del piano con respecto a otros instrumentos para crear líneas melódicas; finalizando Takin’ Off con una invitación a la quietud y a la relajación que emanan de una nana narcótica  titulada Alone and I.

Tan básico y seminal como el Please Please Me de los Beatles y tan iniciático en la composición para Hancock como el 12x5 para los Stones. Imprescindible.

4 comentarios :

Gonzalo Aróstegui Lasarte dijo...

Excelente entrada, Aurelio, que culmina la genial e inesperada comparación con Beatles y Stones. Excepcional reunión de talentos la de este disco, en especial el de Freddie Hubbard, uno de los mejores trompetistas de todos los tiempos. Discazo.

Un abrazo.

Aurelio dijo...

Gracias por el halago, Gonzalo. Me alegra que te haya gustado... Genial disco, sin duda... Este es un álbum al que he dado muchas vueltas, junto a otro de Dexter Gordon -sobre el que estoy preparando una entrada también-, por motivos didácticos...

Un abrazo.

KARLAM dijo...

La canción que abre este disco es muy mítica! La tenían de sintonía de cabecera hace años en un programa de Radio 3. Y el disco, a estas horas nocturnas, entra como la seda... Thanks!!

Aurelio dijo...

Watermelon Man tiene una melodía que cautiva y engancha, nada que ver con su alterego en 'Headhunters', de la que, dicho de paso, es una alternativa sensacional...

Un abrazo.

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