Que las cosas siguen siendo en el rock and roll lo que fueron, ¡ni de coña!... Soy consciente de que he sido un insconsciente -desredundando- por no dar el justo valor que merecían las cosas que han ido ocurriendo en el mundillo musical desde que la industria comenzó a manifestar sus primeros estertores y que he ido viviendo… Han sido muchos los años que han transcurrido desde que la ferrita era el material más usado, para contener y transmitir al respetable notas y compases, hasta que el bit hizo su aparición como unidad mínima de compresión.
Mientras
tanto, sin apercibirme demasiado he vivido épocas más o menos resplandecientes para
el rock and roll, entre las cuales me urgen en la memoria el auge del revival
del rock de Bill Halley & The Comets representado por el boom del
rockabilly en el ultimo cuarto de los setenta o la fusión del concepto punk de
‘no hay futuro’ con la falta de expectativas musicales de las bandas de rock de
los ochenta cristalizado en el grunge; pero pese a ello he de reconocer de que
estoy contento, aún habiendo estado por largo tiempo alejado de lo que ocurría
con la actualidad musical, de seguir disfrutando con la misma intensidad de la
música.
Lo
de la música es algo que llevo escrito a sangre y fuego –supongo que como la
mayoría de los viejos rockeros- en el mapa genético, de lo que, por tanto, no
me puedo desprender y aunque en el pasado haya desconectado –como digo- para
centrarme en aventuras musicales de un pretérito no demasiado lejano –fundamentalmente en los experimentos vanguardistas de Frank Zappa y los Mothers of Invention-
al despertar he vuelto al mismo punto dónde estaba, contento de que la amnesia
de actualidad no me haya convertido en un degustador devoto de los conciertos
homenaje, aquellos en los que suelen aparecen implicados Eric Clapton o Phil
Collins con o sin Sting.
En
el genoma creo –y esto como se puede suponer es un apropiación puramente subjetiva- que debo de
llevar también un partícula que me ayuda a discernir lo que es rock and roll y
lo que son puramente maniobras de índole industrial –entre las que nos podemos
encontrar las descritas anteriormente, por ejemplo- y aunque el status quo
musical actual es el que es, creo que la misma partícula de ADN me empuja a seguir
la misma dirección, pese a que siempre haya alguien que se empeñe en poner el Requiescat in pace a un fenómeno de más de sesenta años de
antigüedad y nos coloque a los degustadores de rock and roll como especie en
peligro de extición.
Mientras tanto creo que
continuaré –en público o privado- disfrutando disco a disco y concierto a
concierto, teniendo siempre como referencia al pasado pero con la ilusión
depositada en el presente y en el futuro, para degustar tanto los viejos manjares
como el resto de lo que acontezca hoy y mañana en el rock and roll, con el
espíritu vehemente de los dieciséis años, pero sobre todo… con el orgullo de
sentirme rockero.
4 comentarios :
El rock está muriendo poco a poco, Aurelio. Hay grandes bandas y muy buenos discos, pero éste ha perdido el papel que tenía antes. Ahora lo ostenta la electrónica y demás y es normal: se sienten identificados.
Personalmente, creo que debería salir un artista con la misma repercusión que tuvo Cobain y enseñar que esta música todavía tiene mucho que decir, si no, seguiremos relegados a salas pequeñas y a ese poso de marginalidad que aún gravita sobre nosotros. Gran entrada, caballero. Un abrazo.
Solo tú, Alex, yo y unos cuantos más nos seguimos resistiendo ante la evidencia, a sabiendas de que la calidad existe a día de hoy y con la esperanza de que se produzca una eclosión -bajo el nombre o con la etiqueta que sea- que vuelva a poner al rock and roll en el candelero...
Igual que decía el estribillo machacón aquel de 'El video mató a la estrella de la radio' creo que podemos asegurar que la era digital hirió de muerte a la industria discográfica y que esta, en sus últimos coletazos, apostó por las máquinas en detrimento de lo creado a partir de las emociones humanas...
Podrán salir nuevas figuras o surgir nuevos subgeneros musicales, pero nunca tendrán la repercusión que deberían de tener si la industria sigue mirando a la música como un negocio, buscando el abaratamiento de los costes y la rentabilidad, y no como lo que realmente és, un arte.
Un abrazo.
No nos olvidemos que los orígenes del Rock'N'Roll tuvieron lugar en garitos de mala muerte, y que ninguno de nuestros ídolos nació siendo una estrella. Ahora lo que faltan son oportunidades, no se puede contar con la "Industria" porque se mueve por intereses. En su dia fue una moda, una revolución, algo más que música... y hoy no. Esa es la realidad.
Pero mientras haya un chaval que prefiera enchufar una guitarra (bajo, batería o cualquier otro instrumento) antes que darle a un botoncito, y otros que lo quieran escuchar, seguirá vivo y será auténtico.
Personalmente me quedo con un buen concierto en sala antes que pelearme por una entrada para un festival o macro evento en un estadio. Las cosas como son.
Abrazos
Me subo al mismo carro que tú, Karlam... Creo que la ventaja con la que contamos hoy -no iba a ser todo malo- es que podemos disfrutar de un buen concierto de tu a tu en una pequeña sala... Este año, aunque no tanto como hubiese deseado, he disfrutado de algún macroconcierto, pero nada que ver con lo que se suele disfrutar en una sala, aunque las bandas sean de menor entidad...
Un abrazo.
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