Aunque
el blues forme parte de la materia prima que Devon Allman utiliza habitualmente
en la elaboración de canciones, los ‘doce compases’ quedan difuminados entre
otras variedades musicales al pasar a través
de Space Age Blues, último disco digno
de llevarse a los oídos después de que el vástago, más popular dentro del showbiz, del hermano pequeño de los
Allman; se sumergiese en aventuras musicales de discutible calidad y difícil
digestión como The Royal Southern Brotherhood. Después de sucumbir al hastió
tras intentar resisitir ante un show enlatado de tan magno supergrupo, rescatado de los baúles de Kigonjiro, es Space Age Blues el primer salvavidas al
que intento asirme para intentar recuperar las buenas vibraciones que percibí
en Devon tras escuchar su debut, Torch.
No
se realmente que es lo que no le ha llevado a perseverar en el formato Honeytribe, pues pese a intentar seguir
utilizando el formato power trio con
la adición de algún hacha notable de la slide, como Luther Dickinson, su último
intento discográfico Turquoise
aparece deslucido completamente de la magia que parecía flotar en sus primeras
aventuras musicales.
Desechando
comparaciones recurrentes en relación con su linaje, la característica más
relevante en la música de Devon Allman y la que más destaca también en este
álbum, es su voz negra y aterciopelada, cualidad destacable sobremanera entre
el batido de wah-wah, chorus y distorsión que bien sabe extraer de su Les Paul. Con la más que estimable y
fundamental colaboración de George Putsos al bajo y Gabriel Strange a las
percusiones, en Space Age Blues se destila
un licor con aromas afrutados por el soul, en el que el rock y el blues son
elementos integrantes de la masa base a meter en el alambique.
Desde
los sonidos naturales de Bleu Est Le Vide hasta la calidez innata
-imbuida en el título- de Warm in Wintertime empujan a la búsqueda y
escucha sinfin de la que, para mi, es la pieza fundamental e indispensable de
este puzzle sonoro, Salvation. Tanto I´m Ready como Take Me To The River o Sir
Duke, imprimen un rítmica más potente y rockera a la tónica melódica
general de Space Age Blues, en el que
las alusiones al espacio son sobre más visibles para el ojo humano que
perceptibles por el oído.
Espero
que Devon Allman saque la cabeza del
agujero uno de estos días y oteando el infinito, vislumbre una luz que le
ilumine el horizonte y le indique cual es la dirección a seguir. Mientras tanto
seguiré escuchando una vez más Space Age
Blues.
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