enero 09, 2015

Kansas, en sus orígenes...

Algunos días necesito una bufanda de aire fresco para empezar a funcionar. Nunca sabes, a primera hora de la mañana, como van a responder tus resortes al meterte entre los oídos un bombazo de adrenalina; pero hay ocasiones en la que la providencia parece haber escuchado tus debates internos –je,je…- y, ante los estantes en los que el polvo se deposita sobre los discos, te empuja a hacer la elección acertada. Hoy es viernes y se supone que, ante la expectativa del descanso semanal, las neuronas deberían funcionar con más agilidad, pero deben ser los días festivos anteriores los que han postulado a 1861 como oportunísimo.

Repasando la discografía de Moreland & Artbuckle, 1861 es para mi con mucho, en contenido, el álbum mas fresco que el ‘dúo’ de Arkansas ha publicado hasta la fecha –teniendo en cuenta lo que me queda por conocer, pues en estos momentos se esté cocinando lo que será su próximo álbum-, por delante incluso de su último trabajo, el conceptual 7 Cities, en el que hacen semblanza de las hazañas del explorador salmantino Francisco Vázquez de Coronado.

1861 es un trocito de cielo, un amalgama de sabores, sensaciones y estados de ánimo; puro blues pantanoso de alta graduación decibélica impregnado de las reminiscencias sonoras del Delta, influenciado hasta los tuétanos por el estilo guitarrístico de Son House y por los modos en que Little Walter o Sonny Boy hacían gemir sus harmónicas. Es uno de esos discos diáfano de artefactos, en el que la destreza en la interpretación hace evidenciar que no es necesario más que disponer de un puñado de buenos temas para conseguir impactar y llegar al corazón del oyente.

1861 cuadra plenamente con el blues profundo de bandas contemporáneas como Delta Saints – sobre todo con la frescura y fiereza contenida en sus dos primeros EP’s, Pray On y Bird Called Angola-, y al mismo tiempo es estéticamente concomitante con el sonido de viejas glorias del Swamp Blues, como Slim Harpo. Abren, con descaro y haciendo justicia a la esencia del blues sureño, con una expléndida versión del clásico de Hound Dog Taylor Gonna Sed Ya Back To Georgia, se reencuentran con la esencia del hillbilly de las montañas en la épica The Legend, y arrebatan el corazón con una cucharadita de nostalgia, al entornar su particular mea culpa en Wrong I Do.

Si te dura la resaca de las navidades pasadas o no  has sido todavía capaz de poner los pies en la tierra tras el torbellino de celebraciones, 1961 es un magnifico antídoto contra la apatía y, sin duda, una fantástica manera de empezar musicalmente el fin de semana. Sed felices…

3 comentarios :

Unknown dijo...

Ese aire a los Allman Brothers les sienta genial. Desconocía absolutamente la existencia de este dúo. Pero hay que ver cómo suenan. En un principio los confundí con los Kansas de Steve Morse. Abrazos, maestro.

Jorge García dijo...

Tienes razon Aurelio, una manera excelente de empezar este finde, hoy toca Kansas y bottle Rocket.
Abrazo.

Aurelio dijo...

Lo de Kansas, Alex, es porque el título del álbum rememora la constitución de ese territorio como estado; un lugar con el que tanto Dustin como Aaron parecen tener bastante relación, según las propias notas del álbum...

Si te refieres a Bottle Rockets, Addi, a estas alturas que lo hayas disfrutado...

Un abrazo para los dos.

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