En
estos tiempos tan aciagos para el rock and roll cualquier iniciativa en el terreno de la promoción es más que
loable; además de ser también una empresa de incierto resultado ante la falta
de apoyo público para su puesta en marcha, teniendo en cuenta los resultados
positivos que la organización de festivales suele aportar a una ciudad tanto
cultural como económicamente.
Salamanca,
quizás como universitaria que es, siempre ha contado con una amplia oferta cultural,
y lo que es evidente es que, a día de hoy, dispone también de una escena
musical local vinculada con el rock and roll a la que le encanta recrearse en
los sonidos típicos de Nashville que, en definitiva y con Inblauk a los mandos,
ha sido la impulsora de este 'I Festival Country Charro'.
Aunque
los festivales son un fantástico escaparate para que las nuevas bandas den a
conocer su música, a mi parecer tienen varios inconvenientes. Por una parte la
‘extensión’ en el minutaje requiere una ubicación cómoda para que el público
pueda expandirse entre bolo y bolo. Por otra, el número de bandas –siete en
esta ocasión- suele limitar al oyente a la hora de tener una impresión más
certera de lo que cada uno ofrece. Aunque en este caso, la muestra ha permitido
que pudiésemos forjarnos más que una vaga impresión de lo que cada banda pone ‘en
el asador’, lo que merece ser valorado positivamente; la experiencia hubiese sido
definitivamente más atractiva y satisfactoria de celebrarse en un espacio
abierto en el que poder expandirse –una limitación que imponen las fechas, sin
duda – y evitar las limitaciones que impone una Sala, como la B del CAEM; que
dicho de paso –pese a lo que se espera de un auditorio- no fue ninguna
maravilla en cuanto al sonido.
En
cuanto a contenido, aunque hubiese deseado disponer de más tiempo del que imponen
mis responsabilidades, pudimos disfrutar del country rock eléctrico y potente
de InBlauk –servido entre un despliegue sin parangón de hachas manufacturadas
por Ibanez-, del bluegrass campestre, potente y festivo del trio americano The Urban Pioners –uno de los platos
suculentos y más celebrados de la noche -; del rock maduro, multi-instrumental, de sabor sureño y muy en la línea argumental de Shooter Jennings y compañía, de Carbayo, y del surf rock, con el acento y el regusto twang de las stratocaster, de
Redneck Surfers. Para dolor de mi corazón, mitigado por unos cuantos souvenirs, no pude acabar de deleitarme con otros dos
platos de los más interesantes de la velada, las propuestas en tono bronco
y canalla de los hillbillies Dead Bronco y de los polacos Freedom Brothers.
El
simple hecho de organizar una velada con este contenido es un éxito, pero
espero que la experiencia haya sido tan gratificante y satisfactoria para la organización,
como para que ésta contribuya a hacerles perdurar en la fórmula y que, añadiendo algunos alicientes que generen mayor grado de atracción -cartel, ubicación, época-, disfrutemos de una segunda edición
en la que podamos saborear en directo los aromas de un génerto tan genuinamente americano. Salud para que podamos disfrutarlo.
EDITADO.
A continuación inserto el tema de Carbayo -Hero's Journey- que ya figura inserto previamente en la entrada, pero esta vez con mejor audio. Cortesía de Antonio Gutierrez -gracias sumas por el aporte-.
2 comentarios :
Pues junto al Huercasa country Festival en Riaza (Segovia) ya son dos nuevos festivales y los dos country, ambos ademas saldados con éxito, a que al final no le gusta a la peña solo la rumba y la porqueria babosa popera lacrimógena??? como alguno parece ser que cree.
Celebro la noticia.
Abrazo.
Aunque el otro día había muchas tias, primas, hermanas de los participantes de los músicos locales (como cabría esperar) también había gente, como yo, que había ido a disfrutar de un buen rato de música. Incluso tuvimos coreografía espontánea al respecto (je,je...).
Un abrazo.
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