Entrar
a fondo en el mundo de las melodías musicales es como penetrar en una espiral,
aunque en ambos casos tienes claro cual es el punto de partida, en la música no
está tan claro cual es el final de camino, cual es el último punto en el
espacio o si este punto final va a aparecer en algún
momento.
Muchas
veces te sorprendes volviendo a tus inicios, retomando los clásicos, rescatando
viejos álbumes a los que parecía que te habías acostumbrado y que te habían
dejado de sorprender. Algo de esto me ocurre últimamente, retorno a mis
orígenes musicales como si volviese atrás en la elipse, recuperando viejas
canciones con las que una vez toqué y ahora vuelvo a tocar el cielo.
Como escribió el propio Johnny Cash, un tipo muy dado -como bien sabéis- a dedicatorias y reflexiones, en la contracubierta de esté fantástico álbum que repito insistentemente sin hastío:
Como escribió el propio Johnny Cash, un tipo muy dado -como bien sabéis- a dedicatorias y reflexiones, en la contracubierta de esté fantástico álbum que repito insistentemente sin hastío:
Hay personas que no se pueden imitar,
que son inimitables
pero a las que puedes emular
para intentar expandir la luz de un destello
original…
Aunque
como es evidente estas palabras derrotan admiración por doquier, nunca parecen
excesivas si quedaste enganchado en las melodías de Nashville Skyline.
Puede
que Mr. Zimmerman, tenga álbumes memorables, llenos de clásicos universales
como The Freewheelin’, pero las
tonadas que componen Nashville Skyline rebosan
autenticidad y frescura, pese a que hayan transcurrido más de 40 años de su
publicación. Están poseídas de la
esencia musical propia de la ciudad rememorada, aromas propios que flotan en el
aire y que proceden del ragtime de las acústicas, de las pinceladas de piano y
melodías de pedal steel,
aroma omnipresente en casi todas las composiciones, de las que es una muestra
particular la casi homónima Nashville
Skyline Rag.
La
voz de Dylan, esa en la que tantos registros nasales distintos hemos apreciado
durante todos estos años, desnudó su guturalidad habitual para la ocasión,
sonando como la de un perfecto country
crooner, quizás con el propósito de colocar a este disco en un contexto
musical distinto a sus anteriores trabajos.
De
la colaboración, en las sesiones de grabación en los estudios de Columbia
Records, con Johnny Cash solo aparece la revisitada Girl From The North Country, que, aun siendo armónicamente
simétrica a la contenida en The Freewheelin’,
suena estética y sentimentalmente distinta, con un halo romántico y de añoranza
especial. La alegría de amanecer a un nuevo día de la que se viste Peggy Day se ensombrece con suavidad por
el deseo vehemente que posee la declaración hecha en Tonight I’ll be Staying Here With You. Clásicos extraídos en
compilaciones una y mil veces como Lay
Lady Lay, en nada hacen de menos a otras composiciones redondas como To Be
Alone With You o One More Night, que en los primeros compases recuerda a otro
mago de las letras y melodías, que en ocasiones se enmascara bajo el seudónimo Bernard Shakey*.
Nashville
Skyline es un clásico que brilla como si fuese un disco recién parido, cuyos
sonidos son equiparables al sabor de un buen brandy añejo; posee esa esencia,
esa formula mágica a la que siguen recurriendo gente como Bob Wayne o Hank III.
Parafraseando el título de la canción Me
gustaría quedarme con Nashville Skyline esta noche. Y todas las demás…
*Neil Young.
3 comentarios :
Pues sí, una maravilla que demuestra una vez más que Bob Dylan es el artista más grande salido de la era del rock and roll. Qué sensibilidad la suya.
Un abrazo, Aurelio (y ánimo, tras leer la respuesta a mi anterior comentario en tu blog).
"Muchas veces te sorprendes volviendo a tus inicios, retomando los clásicos, rescatando viejos álbumes a los que parecía que te habías acostumbrado y que te habían dejado de sorprender."
..Y usted que lo diga, y bendita capacidad y bagaje los que lo llevamos encima. En cuanto a Dylan... pongamos el "Nashville" en el giradiscos otra vez más!!
Gracias por vuestros ánimos y comentarios.
Un abrazo.
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