En 1969 Quicksilver Messenger Service grababan su segundo álbum, el más conocido, laureado y celebrado de su historia como banda (nº 27 del Billboard, nº 189 de los 500 de toda la historia de Rolling Stone): Happy Trails. Las esporas polinizadoras del flower power continuaban flotando en lo alto de High Asbury, a dos años vista del 'Verano del Amor'; la psicodélica había germinado y se expandía a través de las ondas sonoras, utilizando a modo de medio de transporte los acordes y melodías de los temas de Grateful Dead o Jefferson Airplane.
Un año antes, a más de 8.000 kilómetros de distancia, en Swansea (Gales del Sur), los guitarristas Deke Leonard y Micky Jones se preparan para dar la respuesta europea al fenómeno musical San Franciscano y bautizan su proyecto con el nombre de Man. Su rock and roll almibarado de guitarras y aderezado de teclados (cuya presencia puntual les hace ser en algún ocasión etiquetados como banda de rock progresivo) pretende dar cobertura continental a la psicodélica importada de los U.S.A. en una tierra dónde el sol sale con bastante menor frecuencia que en California, siguiendo la senda del sonido y de la interacción de guitarras de Gary Duncan y John Cipollina.
Con una moderada, pero razonablemente buena, acogida en Inglaterra, el fenómeno Man necesitaba prodigarse y dar rodaje a su repertorio y que mejor lugar para hacerlo que la cuna de su sonido, la Costa Este Americana. En su bagar americano en la primavera de 1975, participan en festivales y conciertos, y bajo el auspicio de Bill Graham, dan un par de conciertos en el Winterland de San Francisco arrastrando tras su estela a John Cipollina, que se les une y sigue hasta el continente Europeo, para participar en la grabación de un nuevo álbum en directo, preparado con motivo de la reciente reestructuración de la banda, que finalmente verá la luz como extracto de un par de conciertos en el Roundhouse londinense en mayo de ese año.
Maximun Darkness es un álbum que pone broche de oro al triplete fantástico de álbumes que le preceden (Rhinos Winos & Lunatics, Slow Motion y Back Into The Future) y que acerca musicalmente a Man y Quicksilver Messenger Service, tendiendo puentes sónicos exiguos con Happy Trails, en el que el dueto de guitarras se amplia al terceto que Deke Leonard, Micky Jones y John Cipollina manejan a golpe de fuzz, reberv y wah wah en un 'interplay' infinito. Dificil de elegir entre los temas, a cada cual más espléndido, tanto la quicksilveriana Bananas como el blues lisérgico de Codine son manjar exquisito para servir en el 'plato' de cualquier amante del rock and roll que se precie. Guitarras, guitarras y guitarras que brillan con una clarividencia que es capaz de eclipsar, incluso, el título del álbum.
Un disco minusvalorado quizás por la menor proyección internacional y musical de la Man Band, que es fruto, sin duda, de su procedencia geográfica. Sin disfrutas cada vez que pinchas Happy Trails ampliarás el disfrute pinchando también, antes o después (nunca durante), Maximun Darkness.
60’s, 70’s, 80’s, 90’s… blues, reggae, jazz o rock’n’roll; que más da el ‘son’ pues lo que realmente importa es la ‘emoción’.
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