Con
la miel en los labios a la espera de poder hincar el diente en el cuarto álbum
de estudio de Blackberry Smoke, rebobino en el género y en el tiempo, para
recuperar Gimme Back My Bullets para
Historias de Rock and Roll no solo con el objetivo de deleitarme en el confort de los sonidos sureños clásicos
y prepararme para la esperada acometida de Holding
All The Roses; sino también como acto conmemorativo, para recordar que este
disco cumple treinta nueve años el mismo día que yo cumplo unos cuantos más: cosas
del destino; quizás las coincidencias fuesen una seña de por dónde se
dirigirían mis futuras apetencias musicales, aunque yo fuese un imberbe a la
fecha de publicación del cuarto álbum de estudio de los Skynyrd.
Gimme Back My Bullets es un ejemplo notable
de que hacer un disco extraordinario no depende para nada de lo complicado que
se haga a la hora de concebir los temas, si no de que el truco esta en saber combinar
tres acordes con el feeling necesario para crear una pieza redonda; la
simplicidad hace maravillas.
Los
malos resultados comerciales de su predecesor Nuthin’ Fancy, los problemas con la ley de Ronnie Van Zant –a causa
de sus excesos con el alcohol-, los malos
rollos del tour precedente, la salida de Eddie King de la banda, no se
convirtieron en cuestiones que pesasen como una losa sobre la capacidad
compositiva del trio Collins/Rossington/Van Zant; sino más al contrario,
sirvieron de acicate para que se pusiesen manos a la obra con el objetivo de
crear otro disco memorable.
En
forma de jaculatoria más que de plegaria –el título alude la forma con la que en
Billboard hacían la valoración de los
nuevos álbumes- con Give Back My Bullets Lynyrd
Skynyrd intentan dar el golpe de efecto necesario que les haga recuperar el
estatus que, los previos, Pronounced
o Second Helping les habían proporcionado
en las listas de éxito, y lo hacen buscando la ayuda y el consejo de Tom Dowd, con
el fin de ilustrarse y encontrar el enfoque que les devuelva a los puestos de
honor.
Ronnie
recurre a las musas y a los elementos que le dieron resultado en los dos
primeros álbumes de la banda y recupera de nuevo un tema del tercer álbum de su
adorado J.J. Cale y da en la diana con una versión del I’Got The Same Old Blues, en el que las slides enriquecen con
descaro el aire swamp original del tema, convirtiéndole en una de las piezas
centrales del disco; aunque si hay un trio de temas imprescindibles en el álbum
este es por supuesto Roll Gypsy Roll,
Every Mother’s Son y All I Can Do Is
Write About It, en los que la magia se conjuga para que los Skynyrd
enfaticen, utilizando la lírica de los textos, sobre su sino errante y el
orgullo de ser sureño.
Treinta
y nueve años no son nada para un álbum como Gimme Back My Bullets, ni otros
treinta y nueve que pasen tampoco, pues el tiempo no es más que el factor clave
para que envejezca con el buque y la clase de un gran brandy.
2 comentarios :
¿Son los Smoke los Black Crowes actuales? La respuesta es no. Ahora, ¿es la mejor banda de southern que hay? La respuesta es sí.
La mejor mejor, no me atrevería tanto ante el panorama de bandas del género que tenemos en la actualidad, pero sí una de las mejores...
Un abrazo.
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