El
aspecto lúdico es uno de los valores intrínsecos en el rock and roll de hoy
día. Gracias hay que dar de que, pese a las dificultades, haya nuevas caras en
el panorama actual que intenten hacer nuevas propuestas musicales en este
terreno, pese a que hace tiempo dejase de ser enseña de la rebeldía de las
nuevas generaciones. Quienes todavía recordamos aquellos tiempos sustanciosos cada vez que repasamos los
viejos discos, siendo presa consciente del síndrome
de Peter Pan y al tiempo de recuperar los acordes de las viejas canciones,
recuperamos también el aspecto combativo que muchas veces traen encastrado.
El
roce de la aguja contra el vinilo unas veces despierta el sentimiento de
oposición contra la barbarie bélica –Feel
I Like Fixin’ To Die-, otras la solidaridad contra el hambre en el mundo –The Concert For Bangla Desh, otras el
recuerdo del horror de la barbarie humana –The
Concert For Kampuchea- y otras, como en Freak
Out!, el sabor de la rebelión contra los clichés sociales y el stablishment.
Cualquiera
que se ponga hoy día, por primera vez, ante el primer álbum de los Mothers Of
Invention posiblemente saque con certeza la conclusión que se encuentra ante un
disco en el que la música se pasea entre estilos –el doo woop de los cincuenta,
el rhythm & blues o el rock con influencias británicas- pero, aunque los
títulos puedan dar una ligera pista de hacia dónde va la literalidad de su contenido, sólo se cae en que se está ante un ariete demoledor cuando se paladea la lírica y se penetra, definitivamente,
en el concepto encerrado en el álbum.
Recreándose
en la ironía, Freak Out! ataca con acidez la idílica imagen de amor que retratan
las letras de la música americana de los 50, en Go Cry On Somebody Else’s Shoulder y How Could I Be Such a Fool; la facilidad de la sociedad de consumo
para idiotizar la conciencia ciudadana, en Hungry
Freaks, Daddy; critica mordazmente
la aceptación y asunción -por las nuevas generaciones de la época; no tengo la
certeza de cual es el índice de extrapolación de esta cuestión a la realidad
actual- de las metas prefijadas por el modo de vida americano, en Howie Zowie; la invitación a la movilización
y a la lucha constructiva contra lo presuntamente
establecido en You’re Probably
Wondering Why I’m Here, o el rechazo a la violencia racial y la injusticia
social en Trouble Every Day.
Han
pasado muchas ‘lunas y soles’ por el horizonte desde el verano de 1966 en el que
Freak Out! vió la luz; tantos como
para las cosas hallan cambiado tanto –aunque no demasiado con respecto a
algunas de las cuestiones satirizadas por el álbum- que hoy día sería impensable la publicación
de un disco con contenidos similares, y aunque a la primera entrega del tándem iconoclasta
Zappa/Collins pudiésemos calificarla de demasiado
sesuda, a fecha actual continua siendo una muestra latente de la relevancia
social que la música llegó a tener, y de sus cualidades como compañera de
reivindicaciones y cauce de la lucha contra la injusticia social.
2 comentarios :
Menuda capacidad la de este doble y esencial disco para destrozar tópicos y líricos y musicales desde su misma raíz.
Un abrazo, Aurelio.
Uno de los primeros dobles en estudio de la historia... Me gusta bastante la obra de Zappa, aunque no comparta al 100 por 100 su filosofía... Me desespera la política de la Family Trust, que peca de exceso en el control de la obra de Zappa, lo que está impidiendo su correcta divulgación.
Un abrazo.
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