A
primera escucha nadie imaginaría que un álbum contenedor de tanta magia, de
tanta belleza como Loaded fuese el
epitafio de una banda como The Velvet Underground. Desde la costa este y navegando
a contracorriente –de igual manera que los Doors lo hacían en la Costa Oeste-,
en 1970, la banda había completado su periplo vital; que se había caracterizado
por responder a un discurso propio, contracultural y transgresor, nada
concomitante con el de la escena musical de la época, que vivía la resaca
del flower power y la psicodelia.
La
lucha de egos, el precio de vivir al límite, quizás pudieron estar entre las
motivaciones que empujaron a Lou Reed a dejar abruptamente la banda, poco antes
de que el álbum viese la luz, que no la falta de creatividad; pues el material
contenido en el álbum evidencia por si mismo hoy, casi cuarenta y cinco años
después de su concepción, que no fue la falta de ideas la que empujó a la banda
a, finalmente, poner punto y final a su trayectoria común.
En
el momento de su concepción nadie parecía estar muy contento de cómo estaban
resultando las cosas: sesiones de grabación demasiado espaciadas entre sí y
postergadas en el tiempo; cambio incesante de percusionista –aunque en los
créditos figure que Billy Yule se ocupase de esa tarea- a causa del avanzado
embarazo de Moe Tucker, que traía de cabeza incluso a Steling Morrison, quién de
lo único que se había ocupado hasta la fecha era de brillar a nivel musical.
Doug Yule había encontrado su sitio pese al carácter egocéntrico de Reed, poco
más de un año después de que John Cale dejase la banda. Con su incorporación la
música había experimentado una evolución tanto melódica como lírica, las letras
se recreaban en la tristeza, dejando a un lado la sordidez en la que
anteriormente gustaban recrearse.
De
este concepto y en este contexto nació este
conjunto de canciones, entre las que figuran algunas de las más celebradas de
la banda neoyorquina –y de las más utilizadas por el propio Reed en su carrera solitaria
subsiguiente - como Sweet Jane, Rock
& Roll o New Age. Aparte de ellas, Loaded,
está cargado de gemas
imprescindibles, como Oh! Sweet Nuthin’
, oda sin par a la falta de expectativas –cuestión idealizada y utilizada como
estandarte por la incipiente generación punk-, o I Found A Reason, en la que se expresa pese a la situación de
desbandada, cual es el motor que hace funcionar el corazón de la banda. Historias construidas de la simplicidad y con una frugalidad impensable
para los Velvets, como Who Loves The Sun
conectan oníricamente este álbum con el primero cerrando por completo su círculo vital.
Cualquier
momento está indicado para recuperar un conjunto de canciones como Loaded, un álbum que no deja indiferente
a nadie, incluso a los más detractores de la esencia ambigua, clandestina y
alternativa depositada en la música de la banda neoyorquina.
3 comentarios :
Que estupendo análisis Aurelio, y es así, hay belleza, la belleza de VU es esa belleza de submundo undreground, tremendo tema "Oh! Sweet Nuthin".
Me encanta este disco, como todos los de VU.
Abrazo.
Excelente texto, Aurelio, sobre un disco maravilloso de principio a fin. Los tres primeros discos de Lou Reed incluyen canciones grabadas en las sesiones de "Loaded". Por algo la Velvet es el mejor grupo de todos los tiempos, ¿o no?
Un abrazo.
No hay ningun disco de la Velvet que desmerezca, cada uno con su propia esencia y su propio corazón.
Una banda irrepetible, sin duda...
Un abrazo
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