Cuando
siento atracción especial por una banda o solista y saca un nuevo trabajo a la
venta, tras tomar contacto con el formato físico pertinente –cd o vinilo-, me
gusta tomarme mi tiempo a la hora de sacar conclusiones para postearlas, no
siendo que la emoción por la espera me vaya a jugar malas pasadas a la hora de
intentar ser lo más objetivo posible. Dejando a parte el sibaritismo musical,
creo que ya era hora de hacer una relación pormenorizada de las sensaciones que
a fecha de hoy y desde su lanzamiento he venido percibiendo en Phosphorescent
Harvest.
Teniendo
en cuenta las restantes propuestas musicales que este año se han producido en
los aledaños de los Black Crowes – Holly Gost, de Marc Ford; The Ceaseless
Sight, de Rich Robinson…- este trabajo me hace continuar pensando que Chris Robinson es el miembro más inspirado, más
creativo y con mayor visión de futuro –aun tirando de viejos sonidos- de los
que alguna vez han formado parte de la ya mítica banda de Georgia.
Aunque
la Chris Robison Brotherhood naciese, seminalmente, con las únicas aspiraciones
de revivir los ecos de la psicodélia y del jam rock setentero, hemos de
congratularnos con que este proyecto se vaya consolidando álbum a álbum y
podamos deleitarnos con sus trabajos; que dicho de paso, uno a uno, son la
propia prueba de la cohesión en la que han evolucionado sus integrantes.
El mayor de los Robinson demuestra ser exponencialmente mejor guitarrista y, por el momento, fuente inagotable de ideas con las que sorprender a su público; Neal Casal, por su parte, da cuenta de su versatilidad guitarrística tanto desde el punto de vista rítmico como melódico –para mi es uno de los guitarristas más ‘enchufados’, inspirancionalmente hablando, del momento-; complementando perfectamente el puzzle Adan MacDougall, a los teclados, y Mark Dutton, al bajo, en la tarea entretejer melodías para crear piezas musicales de contenido lisérgico y multicolorista.
El mayor de los Robinson demuestra ser exponencialmente mejor guitarrista y, por el momento, fuente inagotable de ideas con las que sorprender a su público; Neal Casal, por su parte, da cuenta de su versatilidad guitarrística tanto desde el punto de vista rítmico como melódico –para mi es uno de los guitarristas más ‘enchufados’, inspirancionalmente hablando, del momento-; complementando perfectamente el puzzle Adan MacDougall, a los teclados, y Mark Dutton, al bajo, en la tarea entretejer melodías para crear piezas musicales de contenido lisérgico y multicolorista.
Creo
que Phosphorescent Harvest continua manteniendo el nivel de los anteriores trabajos
–aunque mi preferido es y seguirá siendo Big
Moon Ritual- y que es una muestra más de la habilidad de los integrantes de
la ‘hermandad’ para manejar la vieja
esencia del viejo rock norteamericano, y en concreto esa mezcla de ragtime,
rock and roll y psicodelia –siempre ommipresente en su más clara referencia,
los Dead Heads- con la que aquí se construyen composiciones sublimes que
acarician el southern rock como The Good
Doctor –que también recuerda la esencia musical de los propios Cuervos Negros- o piezas deliciosas de
ragtime a lo Tennessee Jed en Meanwhile in The Gods…, por enumerar
unos ejemplos.
En
definitiva, y dejando aparte mi clara concomitancia con los sonidos de todos
los proyectos en los se encuentran inmersos Chris Robinson o Neal Casal y, por
supuesto, con los de los Black Crowes, y siendo lo más objetivo que se puede
con estos condicionantes, creo que Chris Robinson Brotherhood sigue siendo una
apuesta segura para quienes disfrutamos del rock and roll actual hecho sin
complejos, sin limitaciones y con la intención de deleitar, teniendo en Phosphorescent
Harvest un álbum plenamente disfrutable y claramente recomendable.
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