Siempre
me resultó y todavía me resulta difícil colocar una etiqueta, de las tantas
que tenemos a nuestra disposición, para intentar definir el territorio musical
en el que se movía esta fantástica e innovadora banda bostoniana; aunque
tampoco creo que ello sea imprescindible pues al escuchar su música caes en la
cuenta de que Morphine, su nombre, sintetiza
perfectamente cuales son las cualidades que forman parte del tejido musical de
sus composiciones.
Tanto
la poesía como el free-jazz y el rock and roll debían de estar entre la materia
prima que un músico visionario como Mark Sandman usaba para la construcción de
ritmos oscuros y melodías lisérgicas, utilizando un instrumento de naturaleza tan
típicamente rítmica como el bajo –en el que las notas se ejecutaban con slide- para
construir, junto a la batería, la urdimbre necesaria sobre la que los saxos, baritono y bajo fundamentalmente, tejían tapices multicolores.
Merece
traer al presente un álbum como Like
Swimming, pese a ser la penúltima colección de canciones que Dana Cooley,
Mark Sandman y Billy Conway compilaran y quizás la última escusa que tuvieron para
salir de gira por el mundo para intentar difundir la riqueza de su obra
musical, pues poco después Sandman moriría repentinamente sin haber sido
testigo de la publicación de su último trabajo en estudio, The Night, dejando yermo el espacio musical que en los noventa justamente
habían ocupado; por ser éste su trabajo definitivo, en el sentido de que fue el
que justamente les proporcionó el reconocimiento tan esperado y merecido, y,
también, el culpable de que muchos
quedásemos definitivamente encadenados a su música.
Los
riffs, ritmos y solos de guitarra tan convencionales, típicos y tradicionales
del rock and roll brillan por su ausencia en Morphine y, por supuesto, lo hacen
con poca o nula significación en Like Swimming
–y , bueno es decir que, para nada se echan en falta-, pasando a ser éste un
elemento meramente circunstancial o casual en un conglomerado musical en el que
siempre se apostó por los sonidos áridos y opacos llenos de reminiscencias y
alusiones al jazz y el blues, en los que en ocasiones se aprecia un cierto
toque étnico.
El
bajo penetrante de la homónima, Like
Swimming; el slide bass y el bass sax que se conjuran en un alegato anticonsumista,
de inspiración lírica claramente beatnik,
en Murder For The Money, las líneas melódicas
al tenor de Colley en Empty Box o la
intensidad y potencia de la ecléctica Eleven
O’Clock; construyen la trama de un trabajo musical sin parangón (de comparación
exclusiva con los de su propia especie –Morphine-),
en el que la escucha con el potenciómetro del volumen a tope es una
necesidad más que una opción.
Blues, jazz, rock and roll... que importa el género cuando te colocas ante un album tan disfrutable como éste...
Blues, jazz, rock and roll... que importa el género cuando te colocas ante un album tan disfrutable como éste...
2 comentarios :
¿Una banda de Rock sin guitarras? Sí, MORPHINE. Unicos en su especie. Qué tragica la pérdida de Mark Sandman, y pensar todo lo que podrían haber hecho después... Un GRUPAZO. Como introducción a neófitos con curiosidad yo recomendaría este documental:
http://vimeo.com/79650379
Saludos
Una banda olvidada, peculiar, pionera e inigualable, dónde las haya. Buen aporte, Karlam... con el eco de Like Swimming, lo estoy revisionando estos días...
Un abrazo.
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