Aunque
a cada día que pasa vamos conociendo noticias sobre la próxima o futura
publicación de nuevos trabajos discográficos, cuya escucha se hace esperar
según los casos, con mayor o menor expectación; creo sinceramente que Hard Working Americans va encaminado a
ser el disco candidato a los primeros puestos en cualquiera de las
clasificaciones o valoraciones que pudiese hacer de la cosecha musical de este
año, D.m. *
Aunque
el nivel de mi entusiasmo haya descendido levemente tras las primeras escuchas,
dejo intactas las anteriores afirmaciones pues percibo en este fantástico coctel
musical a base de subgéneros, entre los que el southern rock levanta la cabeza, que la frescura
rebosa por los cuatro costados; es un álbum de los que te hacen ser plenamente consciente,
si en algún momento lo habías obviado, de
la maravilla natural que se encuentra depositada en la música; logrando
amplificar, incluso, la sensación de satisfacción que produce colocarse tras un
instrumento musical para intentar meter una nota
dentro.
Quizás
sea la magia de la que quedó
impregnado el álbum al haber sido parido en las mesas de los Estudios TRI, que
el ex Dead Head Bob Weir posee en San
Rafael (California), la que ha obrado tamaña atracción en mi; aunque más bien y
dejando a parte fútiles elucubraciones, creo que es la calidad intrínseca de
este trabajo, que aun utilizando la fórmula tantas veces manejada en el rock
and roll y tirando de un repertorio prestado, que se nutre tanto de temas del
rock americano contemporáneo (Drivin’n’Crying, Bottle Rockets…) como del
clásico (Frankie Miller, Randy Newman..), la que me ha maravillado y me sigue
fascinando.
Nunca
sabes lo que te vas a encontrar al afrontar la escucha de un trabajo de un ‘supergrupo’ como Hard Working Americans,
pero lo aquí conseguido, por gente tan profesional como Dave Schools
(Widespread Panic) y Neal Casal (Chris Robinson Brotherhood) en conjunción con
gente ligeramente menos experimentada, como Chad Staehly (Great American Taxi)
a los teclados y el pequeño de los Trucks, Duane (Col. Bruce Hampton’s School
of Music), a la batería; desnuda de dudas y de cualesquiera connotación
negativa de la pudiese encontrarse revestida la palabra revival.
No
creo que se pueda prescindir de ninguno de los once cortes de los que está compuesto
este álbum, pero, subjetivamente, destacaría la hermosura que empapa a temas
tan entrañables como Welfare Music,
Straight to Hell o Wrecking Ball,
la potencia guitarrera de Another Train,
el lustre rockero en la stoniana Stomp
and Holler y el magnifico influjo del fraseo de guitarra o del gemir del
slide, que en ocasiones evoca a los clásicos del southern rock
(fundamentalmente Allman Brothers aunque también a los Skynyrd) en temas como The Mountain Song o Mr. Presidente Have Pity of The Working Man.
Con
la seguridad de que Hard Working
Americans encontrará el nivel de aceptación y apreciación que le
corresponde, solo cabe desear que se esta experiencia se convierta en estable,
para que así podamos seguir disfrutando de la calidad y frescura de una banda como
esta y de álbumes como el actual.
* Dios mediante.
* Dios mediante.
4 comentarios :
Aqui tengo mi copia en doble vinilo sonado a todo trapo!
Una maravilla..tanto el contenido como su portada!
A+
Con los álbumes algunas veces soy más práctico que exquisito -la comodidad de poder poner el cd en el coche y ese tipo ded cosas- , y una copia de Hard Working Americas en vinilo es una exquisitez sin duda, a la que se suman las cubiertas con un bonito diseño de Andy West.
Gracias por opinar.
Un abrazo.
Una bandaza del copón, amigo... Pero del copón. Por cierto, me adhiero a su sitio. Pase buen fin de semana.
Completamente de acuerdo, Hard Working Americans es una gran banda y así lo evidencia el álbum, más aún de lo que se podía esperar de los nombres que integran el proyecto.
Doy un paseo por tu sitio...
Gracias por opinar.
Un abrazo.
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