diciembre 10, 2012

The Russian Wilds.

Igual que fui explorador voraz en mi primera juventud de bandas y sonidos, aunque sólo pude adentrarme musicalmente hasta dónde me permitían los bolsillos; hubo una época de mi madurez dónde obvie (quizás voluntariamente) el panorama del rock and roll del momento, en la cual pasé muchos de mis instantes musicales recorriendo los recovecos de la discografía de Frank Zappa (de lo que no me arrepiento para nada, pues su música me ha abierto tantos horizontes…), y perdí de vista a muchas bandas que hoy continúan en activo, algunas de las cuales se están ganando, y bien merecido, el ser reconocidos como ‘clasicos’ contemporáneos.

En este periodo de ‘opacidad musical’ me perdí, entre otras muchas, la figura de Ethan Miller, que he recuperado a través de la que hoy es su última aventura musical, Howlin' Rain, verbi gracia de éste fantástico The Russian Wilds.

Con deleite desde prácticamente la primera escucha, éste álbum, es para mi un compendio de sonoridades cuyo ingrediente fundamental más abundante es el rock setentero de influencia Purpurea, de una parte, y de otra, una mezcolanza de estilos musicales que van desde el soul, al son latino o al propio jazz, imbuidos seguramente por la localización y naturaleza geográfrica de éste proyecto llamado Howlin Rain.  En la ‘alquimia’ resultante se produce un balance constante, que nos transporta desde momentos potentes a otros más relajados y sofisticados, más propios del rock progresivo que del hard rock y que por instantes hacen rememorar gloriosos títulos y pasajes de la discografía de clásicos como Wishbone Ash.

A destacar piezas entrañables, conceptualmente pinfloydianas, en las que mandan a partes iguales el sonido procedente del teclado de Joel Rodinov y el que sale de la garganta de Miller, como Strange Tunder o Phantom in The Valley que emana aromas profundos de son cubano, gracias al solo de trompeta que Eric Jecabson hace sonar en los últimos compases.  El soul emana por los poros, en otras, como Can’t Satisfy Me Now, el hard rock más purpeliano en la que abre el álbum y que bien podría haber formado parte del repertorio contenido en el Machine Head, Self Made Man, y el sonido más tipicamente Californiano en la magnifica Beneath Wild Wings.

Escuchar la música contenida en éste álbum da buena cuenta del potencial que aglutinan Etan Miller y compañía e invita a hacer retrospección en el tiempo para escuchar lo sonidos contenidos en trabajos anteriores como Magnificient Fiend o en proyectos anteriores más experimentales, según parece, como Comet’s On Fire.

Si todavía no tenéis perfilada vuestra lista de álbumes imprescindibles del año que nos deja o, si por el contrario, ya la tenéis pero no incluíais entre vuestros destacados éste The Russian Wilds, bien vale darle una vuelta. O mejor, unas cuantas.

2 comentarios :

ROCKLAND dijo...

Estará sin duda en mi lista de favoritos del año y en un puesto muy alto.
Esta banda está que se sale y en un estado de forma envidiable.
Un disco ambicioso, fresco y que gana en matices en cada escucha. Enormes.

Saludos.

Aurelio dijo...

A estas alturas todavía no tengo mi lista, pero sin dudarlo, éste es uno de mis discos del 2012.

Un abrazo.

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