Ahora
que se acercan las fiestas navideñas, las reediciones, las ediciones
especiales, los recopilatorios, los directos no editados de los clásicos se
multiplican como las setas en año de bonanza climática y se agolpan en las
estanterías de las disquerías, y sobre todo, de las grandes superficies. Las
multinacionales ponen a funcionar su maquinaria para volver a exprimir su
filón de oro particular, que no es otro que el fondo de catálogo, con el fin de
mejorar resultados y sanear sus arcas maltrechas por la crisis de la industria
discográfica en general, y de la multinacional en particular, que hoy sustenta
su negocio a base de vender la obra discográfica de cuatro ‘cantamañanas’ que
los mass media han encumbrado, por razones distintas a la calidad musical.
He de decir que, cómo el que más, no he podido evitar tentaciones y he sucumbido a
fiestas señaladas, aniversarios de publicación o cualquier otro tipo de eventos
que lleven aparejada la reedición de cualquier obra clásica en la que figuren
temas adicionales, que no han visto la luz anteriormente, documentos gráficos o
ese largo etcétera de cosas interesantes que suelen llevar consigo ese tipo
de ediciones, y he terminado mercando un disco que llevaba en mis estanterías
desde hace quince o veinte años. Por otra parte, en otras ocasiones, he
aprovechado éste tipo de eventos para hacerme gustosamente con alguna
referencia cuya adquisición había pospuesto por razones de prioridad, de
precio, etc., lo que equilibra un poco la balanza entre lo que he comprado que
ya tenía y, lo que no tenía y he comprado.
Pero dejando aparte los juegos de palabras, yendo a lo realmente importante, al quiz de la cuestión, que no es otro que si éste tipo de ediciones (o mejor dicho reediciones) aportan algo nuevo e interesante a lo que ya conocemos o por el contrario nos hacen cambiar de opinión en lo que respecta a alguna obra discográfica señera, tras escuchar los temas adicionales descartados en la primera edición, por ejemplo.
Hasta
ahora, particularmente, no he encontrado ninguna reedición que me haya hecho
abominar del original, aunque algunas veces me doy cuenta de lo idiota que soy al
recomprar un álbum cuya única novedad puede ser el incluir las demos de estudio,
pues aun siendo un fan devoto del rock and roll, una canción es una canción
(esté grabada en mono, en estéreo o con sonido cuadrafónico) y no soy tan
purista como para necesitar apreciar el más ínfimo detalle.
En
otras ocasiones, he agradecido hacerme con éste tipo de ediciones e incluso me
he arrepentido de no haber esperado un poquito más a las ediciones
posteriores a esta, pues el material original se me quedaba corto. Este es el
caso de grabaciones como el Exile on Main Street de los Stones, el White Album
de los Beatles, el At Folson Prison/At San Quentin de Johnny Cash o el Joe’s
Garage de Frank Zappa, por poner unos poquitos ejemplos.
No
se cual será vuestra experiencia y opinión sobre el asunto, pero en lo que a mi respecta y no tardando mucho, cual ser humano que soy, volveré a tropezar
por segunda vez con la misma piedra.
3 comentarios :
Una canción es una canción, no está mal que lo recuerdes, Aurelio. A mí a veces me agotan las reediciones; discos que se multiplican por tres o por cuatro por arte de birlibirloque, añadiendo, generalmente, material que no está a la altura de la obra original. Aunque siempre haya excepciones, claro. Dos ejemplos: la publicación hace cuatro años del glorioso "Pacific Ocean Blue" de Dennis Wilson, en hermosa, cuidada, aumentada y bien anotada edición de triple vinilo azul, y la preciosa caja de cinco CDs de la Velvet que en los noventa vio la luz bajo el título de "Peel Slowly And See". Así da gusto.
Un abrazo.
Personalemnte estoy harto de las reediciones. La mayoría no aportan nada nuevo y son una simple jugada de marketing. Prefiero las primeras ediciones y a correr.
Saludos.
Últimamente las utilizo para hacerme con material que solo tenía en formato digital o en viejas cassete que ya casi no puedo escuchar con mi equipo.
Pero, como digo, creo que alguna va caer estas Navidades, seguro...
Un abrazo.
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