Todavía me acuerdo del día que a través de mis ojos pude ver aquellos
paisajes, aquellos lugares, aquellos personajes que tantas veces había
imaginado cuando leía y releía, una y otra vez, en mis años de adolescencia, la
trilogía escrita por John Ronald Reuel Tolkien. Mi insistencia en la lectura
del Señor de los Anillos, como es lógico en quien queda fascinado del
maravilloso mundo fantástico que recogen esas páginas, me llevó a seguir
hurgando en la obra del fantástico escritor de procedencia Sajona y atravesando
los pasajes de las historias mitológicas que contaban obras como El Silmarillon
o Roverandom, llegué al
antecedente lógico a la primera de todas: El Hobbit.
En El Hobbit, Un Viaje
Inesperado; historia que, sin serlo, Peter Jackson también ha convertido en
trilogía, se siguen desplegando los medios fastuosos que se utilizaron para el rodaje
del Señor de los Anillos. Los bonitos paisajes de Nueva Zelanda siguen siendo,
también, el marco adecuado dónde recrear las historias escritas por Tolkien
hace tantos años; colores y contrastes que el trabajo fotográfico, que Andrew
Lesnie ha realizado, se ha encargado de ensalzar.
El guión escrito, entre
otros, por Peter Jackson y Guillermo del Toro, hace un bucle hacia el futuro y
enlaza, a los modos y con la pericia que se ha hecho en otras trilogías galácticas bien
conocidas por todos, la historia contada
por Jackson en el Señor de los Anillos con la que ahora nos cuenta. La
capacidad de recrear los ambientes e historias paralelas que, a mi parecer, se alejan un poco del argumento original, a consecuencia quizás del proceso de adaptación de la novela a la pantalla, no se circunscribe exclusivamente al regreso al pasado a través
del futuro que acabo de contar, sino que se expande a lo largo del film y
aunque podamos llegar a pensar que la historia contada se asemeja a lo que en su día escribió Tolkien, los detalles novelados consiguen prolongar el metraje de
ésta película con el fin exclusivo de convertir una parte de la historia, en la
primera parte de otra trilogía.
El Hobbit, Un Viaje
Inesperado, consigue también poner cara a los personajes, forma a seres
mitológicos que tantas veces había imaginado, e incluso se encarga de crear
otros que no recuerdo haber descubierto entre los renglones leidos, y aunque la
épica se mantiene en la historia, la profusión de detalles innecesarios la
convierte en anodina en algunos instantes.
Desde luego que espero a la siguiente
parte de la historia y a la siguiente, también, como mero admirador de la obra de
Tolkien que soy y con el fin de de continuar recreandome en los personajes y en
las historias que tantas veces he leído, aunque me hubiese gustado encontrar un desenlace final más próximo, pues la historia no da para tanto aunque se trate innecesariamente de alargarla.
Aún así creo que el
Hobbit, Un Viaje Inesperado, es una motivación más para acercarse a disfrutar de una tarde cine y, si es posible, en compañía de la familia.
2 comentarios :
Como suele ser habitual en mi vida, suelo hacer las cosas al revés, haciendo el camino inverso... Nunca leí un libro de Tolkien y este fin de semana fui a ver la película de El Hobbit. Una auténtica maravilla en 3D -la primera película que veía así con las reticencias que tenía- que me va a acercar a los libros a la voz de yaXD
¡Saludos!
Para mi la gran diferencia entre leer y ver el Hobbit, está en lo entrañable que resulta la primera con respecto a la segunda. Además en la pelicula noto unas ganas evidentes de Peter Jackson de querer simular esquemáticamente al Señor de los Anillos. En este tiempo que queda hasta el desenlace cinematográfico de la historia, te animaría a su lectura.
Un abrazo.
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