Cualquiera
que se acerque para leer estas líneas que hoy me atrevo a escribirte, podría
pensar, por el título que las encabeza, que estoy afilando la pluma ante las
Navidades cercanas, con el objeto de pedir deseos inmateriales o que no lo son
tanto, a una de sus Majestades de Oriente; aunque estoy seguro de que si alguna
vez ha leído lo que suelo escribir en esta bitácora y la música le produce las
vibraciones que a mi me transmite, sabrá que solo puedo referirme a ti, pues
Rey de Reyes solo hay uno.
Aunque
esta sea mi primera carta y quizás la última, quería contarte como estaban las
cosas por aquí desde que nos dejaste. El rock and roll ya no es lo que era,
bueno, si lo es, todavía se conserva la pulsación, el ritmo y la actitud al
interpretarlo, pero los tiempos no son tan buenos como lo fueron. Aquellas
giras infinitas que emprendiste con compañeros tan entrañables como Jerry Lee,
June y Johnny suenan a anacronismo, el ímpetu que te empujaba a reinventar el
rock and roll cada noche sobre el escenario ha quedado un tanto aplacado, pero
aún así y no siendo el material actual tan novedoso como lo fue, todavía queda gente interesante
que intenta mantener latente el espíritu que tu hiciste relucir.
Desde
luego todo no es tan malo como pueda parecer, por lo que te cuento, pues hay
que reconocer que quién hoy, como tú ayer, hace del rock and roll su bandera,
lo hace por puro amor a eso, al rock and roll, y así nos lo hace llegar a quien
nos gusta saborearlo. La música no da para hacer grandes fortunas, aquellas que
quizás pudisteis amasar tú o tus congéneres y que tanto os hicieron medrar en
la vida; la época de las grandes salas en las que la gente se agolpaba para
bailar o simplemente para disfrutar de los acordes de aquel sucedáneo que
inventastéis a base de hacer combinaciones de country y blues, han quedado en
el olvido. Ahora el público solo es capaz de aglomerarse ante personajes que no
son creadores de lo que interpretan y que se limitan a juntar retales, entre
los que pueden estar los acordes de cualquiera de tus canciones, para construir
un producto tecnológico al que se atreven a llamar ‘música’.
Tanto
como hasta mi llega el eco de tu música, hasta ti llegará el eco de tu legado, y
seguro que interpretaciones como ésta de aquí abajo, que a modo de regalo
sonoro te dejo, te llenarán de la satisfacción de contemplar como la semilla
que en su día plantaste sigue germinando:
Aunque
nunca fui de aquellos que siempre te buscan y parecen encontrarte en cada
esquina, si soy de los que gustan seguir disfrutando de los acordes de:
Un abrazo y hasta pronto…
3 comentarios :
Afortunadamente tenemos toda esa música a nuestra disposición. De no ser así sería para pegarse un tiro.
Abrazos.
Muy bonita carta que comparto plenamente. el poder del Rock'n'Roll ya no es lo que fue pero siempre queda alguna banda para mantener la llama. Eso sí, los grandes del género son inalcanzables paar el 100% de los múiscos que se inicien en el negocio. Es así de triste.
Long live The King!!!
Saludos.
Y de los que mantienen la llama, tenemos ejemplos notables... Lo malo de esta época es que el rock and roll está en un tercer plano (ni segundo ya) para el público general, que se entretiene con macrofiestas musicales electrónicas dejando de lado cosas más que interesantes.
Un saludo.
Publicar un comentario