noviembre 29, 2012

Psychedelic Pill.

Leyendo el otro día los reparos que a Addison le proporcionaba la escucha de ésta ‘pildora psicodélica’ , tras un primer acercamiento y sabiendo a ciencia cierta que es tan admirador como yo del músico de Winipeg, vi reflejada la expectación que nos produce la publicación de un nuevo álbum de Neil Young y como la incertidumbre se cierne sobre nosotros y nos hace cuestionar si vamos a apreciar al nuevo ‘retoño musical’ por su valor intrínseco o simplemente se convertirá en una pieza más en nuestra colección, valorada por provenir de la 'semilla' creadora y de la ‘cosecha’ de quien tanto admiramos. 

La verdad es que, hasta ahora, no encontraba en los últimos trabajos de Neil Young, con o sin Crazy Horse, motivos suficientes para grandes elogios, desde Greendale (o la publicación de algún álbum directo desde los ‘baules’ como The International Harvesters –A Treasure-) y aunque en el Americana de hace poco tiempo ya se empezaban a contemplar visos de volver a caminar por la senda de los acordes atronadores, que forman parte de una de las facetas musicales bien conocidas del magnifico compositor canadiense, ‘Phichedelic Pill’ recupera definitivamente esta esencia, revisitándola exitosamente, utilizando extensas odas musicales para acompañar textos poéticos.

Sin seguir modas, patrones o dictados, como es habitual en Neil Young, y utilizando exclusivamente su propia idiosincrasia compositiva, ha facturado un álbum en el que no existe ni trampa ni cartón, todo es directo, el trabajo de producción se adivina ínfimo, con la excepción del fragmento acústico de Driftin’ Back y  pocos detalle más; convirtiendo al álbum en su conjunto en el producto del trabajo de cuatro músicos (cinco, en las ocasiones que Don Greco aparece a las percusiones) que se conocen perfectamente y que tocando sus respectivos instrumentos desempeñan sus roles correspondientes, complementándose y haciendo que la música fluya en la dirección correcta.

En los nueve extensos pasajes que conforman éste disco Young, Talbot, Molina y Sampedro se dedican a construir texturas fabricadas a base de electricidad, distorsión y saturación; que se mascan perfectamente en el tema que da título al álbum, Phychedelic Pill; que generan preciosos pasajes melódicos en Ramada Inn y rítmicos riffs en Born In Ontario; que dan cuenta del magisterio melódico a la guitarra, además del que Neil posee a las voces, en She’s Always Dancing.

Aunque no tuviese el placer futuro de poder disfrutar de éste fantástico combo en directo (a lo que no me resigno, poniendo el máximo acento en mis plegarias para que tal posibilidad sea un hecho) la escucha de Phychedelic Pill me produce la sensación de estar sumergido en un concierto, que se esta celebrando en este mismo instante en el salón de mi casa y del que soy único espectador privilegiado.

‘La edad no tiene nada que ver con pasarlo bien. Algunas chicas son mucho más mayores que tú pero todavía son chicas y poseen el espíritu y la llama. No existe noche oscura que no pueda traernos luz también’.

Definitivamente, el espíritu ha hecho resucitar la llama y esta luce intensamente en Phychedelic Pill.


3 comentarios :

manel dijo...

A mí me parece lo mejor de su última producción. Suena rugoso y potente, puro crazy Horse, y hay algún tema que es pura ambrosía..«Ramada Inn», «For The Love of Man»...Saludos

Jorge García dijo...

Deduzco que a ti también te ha hecho click, como dice manel, es su mejor disco desde hace bastante tiempo, un gran disco con ese sonido querido de CH y ese espíritu de Neil cuando se hace acompañar de los caballos locos, fantástica reseña Aurelio, y gracias por la mención.
Saludos.

Aurelio dijo...

Una pildora doble brillante que ya está dejando huella en el catalogo de Neil Young.

Un abrazo a los dos.

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