Es evidente cómo el rock and roll actual ha perdido la
capacidad o el potencial de representar tanto a la juventud, como a los
movimientos sociales que pudiesen aglutinarse en torno a él, quizás no tanto
por la situación de la industria musical o por la falta de nuevas ideas que
impulsen nuevas tendencias o movimientos, sino seguro que más por el
individualismo que se ha asentado, ya hace unos años, en la sociedad actual.
Con tanto revisitar por los músicos las esencias del
fenómeno, solo se está consiguiendo
arañar la superficie del mismo, extrayendo las esencias más lúdicas de la
música, sin proporcionar a los jóvenes aquello que sigue acumulándose en su
interior, aquel núcleo contenedor de rebeldía, que siempre se depositaba en
cada nuevo aluvión generacional.
No quiero acusar a las nuevas generaciones de impasividad,
aunque se adivine una poquita en el horizonte, pero creo que la situación
actual empuja a revisitar, aunque por los músicos y en la música actual no se
haga, ideas además de esencias musicales clásicas, aquellas que hicieron surgir
fenómenos. ‘No hay futuro’ cantaba Johnny Rotten a mediados de los 70, y hoy se sigue
escuchando, como si fuese en un eco difuso,
en los ‘speakers’ de algún equipo de alta fidelidad, y cuando quién lo
escucha soy yo, me doy cuenta de que esa aseveración no tiene solo valor en el
contexto de un fenómeno musical pasado, sino que es la realidad del presente y
del futuro.
Aunque mi juventud quedó ‘descatalogada’ hace ya mucho
tiempo, sigo sintiendo todavía esa rebeldía innata, que recuerdo sentía en mi
adolescencia hacia lo injusto y sigo sin poder dejar de lado la frustración que
me produce el tejemaneje a que a diario somos sometidos como ciudadanos de este
país, tanto por políticos, como por sindicatos,
especuladores económicos u otros grupos de poder, cuya principal motivación no
es conseguir otra cosa que eso (poder), mientras nosotros lo pagamos con un
presente de penurias, y nuestros jóvenes, nuestros hijos, con el agujero negro
sobre el que se está asentando su futuro.
Me gustaría que igual que despiertan viejos fenómenos
musicales, se despertasen también por las nuevas generaciones viejos idearios
y sobre todo la capacidad o el espíritu de revelarse contra lo injusto, aunque
el rock and roll no sirva de aglutinante para ello.
Como adulto continuaré revelándome cuando me toque hacerlo y
de modo que sea más relevante públicamente, aunque hoy utilice esta bitácora para
contarlo y como revulsivo un tema como este…
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