mayo 31, 2012

Live At Canterbury House.

A la espera de tener Americana, el último trabajo de Neil Young con Crazy Horse, entre mis manos para poder disfrutar de la música que contiene y  poder hacer valoraciones con conocimiento de causa, tras su reposada escucha y con las limitaciones en la objetividad que impone ser admirador casí hasta los tuétanos (aunque ya le di unas cuantas escuchas al  streaming que se ofrece en esta página, y me quedé colgado del Oh, Susanah!...), estos días estoy dándole vueltas indefinidas en el reproductor a mi última adquisición discográfica del músico canadiense, que fue rescatada de los ‘baules’ en el año 2008 para deleite de coleccionistas y amantes de su discografía, entre los que me encuentro; a la que me había resistido hasta el momento por cuestiones de prioridad: Live At Canterbury House.

Por si alguien no se acercó hasta este álbum hasta el día de hoy, se trata de una grabación realizada en el Canterbury House (diócesis y universidad episcopaliana) de Michigan, sede habitual de conciertos por ende los tiempos, incluidos los actuales; entre los días 9 y 10 de Noviembre de 1968, en los que Neil Young, en iguales circunstancias que Bob Dylan en fechas cercanas a éstas; se presentó con guitarra y voz ante un auditorio reducido, con un repertorio de canciones procedente de sus trabajos publicados con Buffalo Springfield,  Buffalo Springfield Again y Last Time Around y su primer álbum en solitario –Neil Young- (todavía en proyecto en aquellas fechas).

La música que contiene en su interior lo convierte en un álbum intimista, un tanto más que el directo At Massey Hall 1971,  quizás fruto de la exigüidad de la audiencia y/o de la proximidad entre el escenario y público; en el que suenan temas de la época más dorada de Young, como Out of My Mind, Birds, The Old Laughing Lady, interpretados a voz y guitarra; cuyo atractivo añadido es la espontaneidad con la que la música fluye en un ambiente distendido, dónde la interpretación deja lugar, entre tema y tema, para hacer una abundante introducción del siguiente o para la narración de una graciosa anécdota. Además de los mencionados, suenan otros clásicos como Sugar Mountain, On The Way Home, The Loner, en versión acústica (que te sabrá a nueva si estas acostumbrado a escuchar otras versiones con Crazy Horse como la del Live Rust) o Broken Arrow, completando este coctel de fantásticas canciones y sensaciones.

Sabroso para quienes gusten rebuscar y recrearse en el universo sonoro de Neil Young y, seguro que, pausado y delicioso para quienes gusten disfrutar de la relajación que produce la voz melodiosa e hipnótica del músico de Winnipeg.

2 comentarios :

Jorge García dijo...

Un disco excepcional, a mi, me gusta mas el Live at Massey Hall, pero por poco, muy poco. Por opinar...
Saludos.

Maddie dijo...

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Thanks!

Madison
maddie0147@gmail.com

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