Mil
novecientos sesenta y nueve quedará para la historia de la música rock como el
año de la paz y del amor: una generación de jóvenes canaliza su rechazo contra
los valores clásicos preestablecidos y la barbarie bélica de Vietnam a través
del hermanamiento y de las protestas en las que el arma de lucha común es la no
violencia; cuestiones que cristalizarían en dos eventos musicales celebrados en
el mes de agosto a ambos lados del Atlántico, los festivales de Woodstock y de
la Isla de Wight.
En
el terreno discográfico se produciría el debut de Led Zeppelin y la publicación
de la opera rock Tommy de los Who, a la par casi de que Elvis entrase en los
American Studios de Memphis para grabar el material que nutrirá dos de sus
álbumes señeros: From Elvis in Memphis
y Back in Memphis. Los Rolling Stones
serán los encargados, junto al asesinato de Saron Tate, de poner el toque
luctuoso a la efemérides: la muerte de Brian Jones y los sucesos en el
Velodromo de Altamont, en el que varios jóvenes fueron asesinados por la
seguridad del concierto, encargada a Los Ángeles del Infierno.
En
nuestro país, con excepción de unos pocos privilegiados, el ciudadano de a pie
conocerá de estos acontecimientos a través de los ojos del censor; mientras el
régimen sigue ocupado diluyendo la actualidad convulsa con los fuegos de
artificio de dos acontecimientos mediáticos: el festival de Eurovisión y la llegada el hombre a la Luna.
El
17 de abril de 1969 The Band aprovechan
su reciente traslado a California, a dónde se han desplazado para grabar lo que sería
su segundo trabajo discográfico de estudio, para debutar en vivo en el
Winterland Arena de San Francisco –hecho que sin duda tendría mucho que ver con
el lugar y el momento elegidos para la jubilación definitiva de la banda, y que
quedaría inmortalizado y documentado para el conocimiento y disfrute de
posteriores generaciones como The Last
Waltz-; eliminando así el aura de misterio que la falta de presentación en
directo de sus canciones había generado en el respetable –motivada exclusivamente
por el accidente de moto que a finales de invierno había sufrido Rick Danko-.
La
discográfica Capitol había elegido una casa en las colinas de Hollywood, en la
que el cobertizo del jardín estaba siendo acondicionado como estudio de
grabación eventual, y dónde finalmente serían acuñados analógicamente la
mayoría de los temas, que finalmente quedarían compilados bajo el título de The Band, descartando el previamente elegido por la banda, Harvest, para evitar
confusiones en el oyente potencial.
The
Band son ahora un grupo cohesionado de músicos, en el que cada uno aporta su
granito de arena al proyecto común, decidiendo los arreglos correctos para cada
tema y el lugar preciso dónde deben quedar encajados. La versatilidad es una
cualidad común a cualquiera de sus integrantes, los roles se intercambian sin
dificultades; no es extraño ver a Levon Helm formando parte de la sección de
cuerda o a Richard Manuel ocupándose de las percusiones.
La
música contenida en The Band, el
álbum, ilustra al oyente y le pone en contacto con el imaginario propio de la
cultura rural norteamericana; los temas recrean la dureza de las tareas
agrarias –Get Up Jake o King Harvest (Has Sureley Come), la lujuria pecaminosa –Jemina Surrender- pasando por la épica bélica –The Night They Drove Old Dixie Down- o la búsqueda de fortuna en la
tierra de las oportunidades–Up On Criple
Creek. En The Band no existe
fragmento, pieza o canción que no resulte verdaderamente entrañable y
fascinante; es un coctel de sensaciones definitivamente imprescindible, la
pieza principal de un legado que se convirtió en género musical.
The Band es la obra maestra en un
conjunto de primeras piezas, reúne en torno a si un puñado de temas que
están entre los más populares de la Banda
de Bandas; algo que no ha de actuar como impedimento para seguir revisitando una de las discografías más interesantes de la historia del rock
and roll. Próxima parada: Stage Fright.
4 comentarios :
Tan extraordinario (o casi) como su debut, este segundo plástico de La Banda. Y ya llega "Stage Fright", qué ganas.
Un abrazo, Aurelio.
Incluso con sus discos menos lustrosos, la discografía de The Band es de las que siempre me ha resultado fascinante.
Un abrazo, Gonzalo.
He tenido que buscar esta segunda entrada de The Band (banda y álbum= porque se me había pasado.
Tan completa y documentada como la anterior, el 69 fué un año de esos que a tenor de todo lo que ocurrío parece que vino con meses de más.
Este es mi disco favorito del grupo, el mas solido y redondo, rural y con aura a mi entender sumamente culta.
Esperamos con impaciencia Stage Fright.
Abrazo.
Este álbum lo que tiene es que es el que incluye un número de canciones que están entre las más conocidas de The Band -Si escuchaste o viste The Last Waltz como primera referencia de The Band, este es tú disco para entrar en el mundo musical de la banda canadiense, y con ello no me refiere particularmente a ti Addi, que eres un tío curtido en estas lides- y por ello suele tener más gancho que cualquiera de los demás.
Un abrazo.
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