diciembre 12, 2014

Modern Times.

Con quince años de edad eres más susceptible ante lo impactante, ante lo visualmente transgresor y un tanto más permeable a los contenidos. Recuerdo alucinar con la forma en que Angus se retorcía espasmódicamente en el suelo mientras con su SG esculpía solos endiablados; negándome, ante tal puesta en escena, que lo que los compañeros de inquietudes me pasaban para escuchar –los viejos álbumes de Crosby-Stills-Nash & Young, de The Band o Dylan…- pudiera encuadrarse dentro del mismo arte. 

El paso del tiempo te enseña a valorar, a dirimir que lo que es bueno es porque lo es sin más, independientemente de lo que lo rodee o adorne. Hay álbumes en los que los ‘fuegos de artificio’ son la propia música, no necesitan ningún aderezo, son obras de arte que parecen esperar a ser descubiertas para dejarte noqueado con su belleza. Modern Times se encuentra dentro de los de esta categoría o eso lo que me hace sentir cada vez que lo saco de la carpeta y lo hago sonar. 

Dejando aparte todo lo terrenal, todos los acontecimientos que suelen relacionarse con la concepción de una nueva obra musical, Modern Times requiere que la atención se centre en el contenido; independientemente de que para la crítica fuese la confirmación de la resurrección creativa del judío errante tras hacer diana tres veces consecutivas en la fórmula, después de Time Out Mind y Love & Theft; o que algún avispado insistiese en resaltar las coincidencias más que melódicas de algunos de los temas con Worried Life Blues, Down in The Botton o Rollin’ and Tumblin’; no me imagino a nadie poniendo objeciones a que Picasso utilizase las técnicas del protocubismo para crear Las Señoras de Avignon; pues lo que cuenta en definitiva es como el pintor plasma su propia visión de la realidad o como el poeta narra con palabras sus propias zozobras. 

En Modern Times la música es el elemento sustancial sobre el que fluyen las palabras, los géneros musicales utilizados son mero acomodo de la poesía de los textos que dan cuenta de un Dylan inspirado, que filosofa sobre la vida y sobre el amor, con la visión de un hombre con suficiente bagaje y con la perfectiva del tiempo de vida transcurrido. El blues, el jazz, el rock conjugados en la esencia de la cultura musical tradicional americana se encargan de ensalzar el magnetismo poético de Spirit On The Water, de prolongar el recogimiento en When The Deal Goes Down o de magnificar la belleza del amor adulto en Beyond The Horizon; sin poner luz definitiva que ayude a evaluar cual de las piezas que componen Modern Times goza de menor grado de inspiración, de menor mimo o de respeto del mínimo detalle en su confección. 

Modern Times no es tan solo un peldaño más en la escalera compositiva de un artista brillante, es un fragmento de cultura de belleza deslumbrante, indispensable en cualquier colección que pretenda recapitular en obras lo más representativo de la historia del rock and roll. 

3 comentarios :

Gonzalo Aróstegui Lasarte dijo...

Inmejorable culminación de una trilogía de órdago. Espléndido texto, Aurelio, para hablarnos de este "fragmento de cultura de belleza deslumbrante".

Un abrazo.

Jorge García dijo...

Modern Times es la respuesta que Dylan da a la producción recargada y pasada de Lanois en Time Out Of Mind, obra maestra que no quedo como Dylan esperaba, a mi me parece un colofón a esa "supuesta" trilogía, fundamental.
Gran entrada Aurelio.
Abrazo.

Aurelio dijo...

Coincidimos plenamente en el análisis, amigos. Modern Times es sin duda una de las obras maestras de Dylan.

Un abrazo.

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