noviembre 21, 2014

Storytone (2014).

Me suelen influir las circunstancias externas, el nivel de ánimo, a la hora de encontrarle el duende a un nuevo álbum, incluso si éste es el último trabajo de uno de mis músicos de referencia –como ocurre en el caso actual- y con independencia de que un disco pueda gustarme más en unos momentos que en otros, después de haberme tomado mi tiempo para escucharlo atentamente, con Storytone estoy en una montaña rusa de sensaciones, que unas veces empujan a favor y otras en contra.

Si tuviera que recordar ahora mismo cual de los últimos trabajos en solitario de Neil Young me causó plena satisfacción en el primer abordaje, creo que tendría que remontarme demasiado tiempo atrás, quizás más de una década; pues aunque la magia de su música se deposita a lo largo de su obra, solo quede plenamente colmando últimamente a primera vista con sus trabajos a lomos del Caballo Loco: Americana, Phychedelic Pill y, sobre todo, Greendale.

Percibo una influencia profundamente emocional en Storytone que me empuja mentalmente a dibujar cierto paralelismo entre lo contenido en éste álbum y el mítico Harvest; la influencia de la pasión que generan los sentimientos rodean a temas como Plastic Flowers o Glimmer de un halo especial, por el que se les puede comparar en armonía con Man Needs a Maid o Heart of Gold, aunque no se les pueda asimilar en belleza. Piezas intimistas como Tumbleweed, en la que Neil Young se acompaña únicamente con el rasgueo del ukelele, I’m Glad I Found You o When I Wach You Sleeping, son pura expresión musical de embriaguez amorosa, además de ser el crisol de la línea argumental de éste álbum.

Aunque me haya costado y finalmente haya logrado sintonizar con el primer disco –en solitario- con el segundo –Orquesta y Banda- me cuesta; lo encuentro ampuloso, rimbombante y en ciertos momentos, con la excepción de I Want To Drive My Car -en el que el blues es el hilo conductor y que sale reforzada por el acompañamiento con respecto a la versión en solitario- me suena artificial, transmite una sensación de falta de naturalidad, de falta de interacción entre orquesta y solista, los arreglos parecen ajustados con calzador sobre un corset pregrabado, con una intención puramente decorativa que en ningún momento consigue sumar y crear un todo.

Varias veces han sido las que Storytone ha estado entre mis manos, pero el sabor agridulce del conjunto ha actuado como freno de la impaciencia, a la espera de que su versión en vinilo sumase factores a favor de su adquisición.

3 comentarios :

Jorge García dijo...

Me gusta mucho el disco siempre que me concentre en exclusiva en el apartado acustico, lo oruqestal solo unos temas, tre.
Abrazo.

Unknown dijo...

Creo que necesitaba desquitarse. Su anterior artefacto era un aparato experimental bastante peligroso y con éste, creo que ha mejorado sus prestaciones. Es más Young.

Aurelio dijo...

Estoy de acuerdo con vosotros, este álbum ha conseguido llenarme más que los trabajos anteriores en solitario, pero prescidiendo del segundo disco desde luego, ya que a día de hoy -quizás en un futuro cambie de impresión- lo considero superfluo.

Un abrazo.

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