Hoy
por hoy creo que el famoso trinomio, que Ian Dury y sus Blockheads
inmortalizaron en el estribillo de un tema lleno de swing, no se mantiene en
pie. Aun así creo también, que desde el principio e intencionalmente fue usado
más como un gag que como un propósito vital; para plasmar literalmente el
sentimiento de rebeldía que se hallaba implícito, desde su génesis, en el rock
and roll.
Casi
todos tenemos fijados en el recuerdo las historias personales de aquellos que
hicieron de su vida la susodicha frase, pues transcurridos ampliamente nuestros
años de adolescencia, de rebeldía, de contacto con el rock and roll; hemos sido
testigos de que los excesos nos han dejado huérfanos de lo que nos podían haber
deparado las vidas de Danny Whitten, Tommy Bolin, Alan Wilson, Bob Hite… junto
a las de un casi interminable etcétera.
Como
adultos y testigos hemos intentado transmitir a las nuevas generaciones lo
vivido, para darles ejemplo y para que pudiesen aprender de nuestros propios
errores; pero hoy por hoy, también, es evidente de que no debemos haberlo hecho
del todo bien. La crisis que vivimos, no la económica sino la de valores,
golpea por doquier y la vieja idea de ‘no hay futuro’ preconizada por el
movimiento punk desde mediados de los setenta, se está enquistando en un sector
de la población adolescente, pero utilizada de manera equivocada, quizás intentando
justificar su propia inactividad, su
falta de iniciativa.
Viéndoles
de cerca, en el contexto actual, asusta y deja a los vástagos de Malcolm
Maclaren, con todos sus excesos, en unos corderitos. Y es que tanto el
sexo como el rock and roll se han caído definitivamente del trinomio, que ha
quedado transformado únicamente en drogas,
drogas y drogas…
El
rock and roll va desapareciendo del mapa sonoro de las nuevas generaciones y
aunque afortunadamente todavía vemos un pequeño nicho de resistencia entre el
público más joven; están tomando alarmantemente el relevo los falsos estereotipos
del rap, del hip hop, que están relegando a la rebeldía con iniciativa del
rock, sustituyéndola por un nonsense
cuyo último objetivo es hacerse daño a sí mismos y a quienes le rodean,
mediatizados por el consumo de drogas.
Quizás
todo lo dicho sea criticable, pueda analizarse como un tanto idiosincrásico, fruto
de los pensamientos puramente subjetivos expresados por un abuelito que vive en
su casita de porcelana; pero mi única pretensión con estas líneas es poner
énfasis en la preocupación que siento ante la pérdida de valores y, en su
ausencia, por el daño que siguen causando las drogas.
Nunca
me gustó el paralelismo trazado entre rock and roll y consumo de drogas; no
creo que éstas sean un factor que intervenga positivamente en la creación o en
la estimulación de cualquier otra cualidad humana. Creo que en esto el tiempo ya
me dio la razón.
4 comentarios :
Está casi muerto, pero siempre habrá algunos pocos que intenten mantenerlo en pie. Aunque ahora que se nos van los Crüe, jodido.
Yo tampoco soy muy de hacer apología a la droga... Porque ya sólo con la música vuelo XD
Puestos a escoger, sexo y rock and roll sin drogas, claro. Aunque hubo un tiempo en que... bueno, mejor me callo, jaja. Si hasta Neil Young confiesa que tiene dificultades para componer ahora que ha dejado de fumar y de beber, jejeje.
Saludos
A cada edad su cosa... Pero desde el punto de vista subjetivo, y en la posición de padre, aunque yo hice mis cosillas también cuando tuve 16 años, percibo un peligro superior al que yo estuve expuesto y me asusta. En cuanto a preferir por supuesto, me decanto por rock and roll -la única droga a la que soy adicto- y, sexo!!!... je, je... a determinada edad no hay que someter la máquinaria a demasiados esfuerzos (que pena no tener 20 años).
Gracias por opinar.
Un abrazo.
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