Para
un servidor hay tres bandas que actualmente defienden con buena nota, a más de
cuarenta años vista de aparición del fenómeno, el legado musical del arena rock
de los setenta, siguiendo estilísticamente la senda dibujada por Lynyrd Skynyrd
es sus cinco primeros álbumes: Blackberry Smoke, Hogjaw y Whiskey Myers.
Salvando las diferencias con el clásico, estas tres bandas han madurado con el
paso del tiempo, sin dejar de agradarme con sus últimos trabajos.
Después
de tomarme mi tiempo para escuchar detenidamente Early Morning Shakes, creo que estoy en disposición de opinar
acerca de este álbum, que cuenta como número tres en el historial discográfico
de Whiskey Myers (sus antecesores Road
Life -2008- y Firewater -2011-),
sin dejarme cegar demasiado por la pasión que me suministra el rock and roll de
raíces sureñas y reconociendo abiertamente que siento el revival actual como una bendición
más que como un reproche.
No
se ciertamente como evaluar cual es el alcance que la acción de la mano de Dave
Cobb –productor- puede haber tenido en el resultado final, pero también he de
decir que me importa poco cual puede haber sido su influencia sobre Early Morning Shakes, pues percibo en
cada uno de los doce temas en él contenidos un poso cualitativo importante, que
afianza la credibilidad –por si alguien tenía dudas al respecto- de esta banda originaria
de Tyler (Tejas). De todos modos creo que esta banda necesita de pocos artificios de producción, porque suena cojonudamente.
No
hay uno de los ingredientes del southern rock que Gary Brown, Cody Tate, Cody
Cannon, John Jeffers y Jeff Hogg no hayan tenido presentes o hayan pasado por
alto; todos los sonidos, todas las texturas están aquí, el honky tonk en los
pianos, los susurros en el slide, los tañidos en la Lap Steel, las frases de
guitarra, las melodías a medio tiempo y en tonos menores característicos de
este sustrato de rock and roll que suele conjugar a partes iguales melancolía,
orgullo y, algunas veces, pesimismo.
Pese
a que dura ya bastante el refrito del álbum en mi reproductor he de decir que
cada escucha me proporciona únicamente más de cincuenta y dos minutos de
satisfacción, desde que la apertura ataca con el rock pantanoso en Early Morning Shakes, desde que el
tridente de guitarras dibuja riffs vehementes y frases distorsionadas en Hard Row to How, hasta que suenan los
compases finales de la sosegada y entrañable Colloquy.
Para
sí hubiesen querido los actuales Skynyrd tener un conjunto de canciones como
estas, para poder ofrecérselas al actual rockero de a pie; pues a juicio de un
mero degustador recogen y proyectan fielmente la herencia musical sureña, engordando
la lista de referencias de asidua escucha por el amante del buen southern rock.
Hats off to Whiskey Myers…
2 comentarios :
Joder, macho qué bien suenan. Recuerdan mucho a Lynyrd y también a los Allman Brothers. Me ha encantado: me servirá para amenizar la tarde. ¡Un abrazo!
Me alegro de que te haya gustado, tengo que decir que cada vuelta a este disco me encandila aún más con el contenido...
Gracias por opinar.
Un abrazo.
Publicar un comentario