mayo 16, 2014

Early Morning Shakes (2014).

Para un servidor hay tres bandas que actualmente defienden con buena nota, a más de cuarenta años vista de aparición del fenómeno, el legado musical del arena rock de los setenta, siguiendo estilísticamente la senda dibujada por Lynyrd Skynyrd es sus cinco primeros álbumes: Blackberry Smoke, Hogjaw y Whiskey Myers. Salvando las diferencias con el clásico, estas tres bandas han madurado con el paso del tiempo, sin dejar de agradarme con sus últimos trabajos.

Después de tomarme mi tiempo para escuchar detenidamente Early Morning Shakes, creo que estoy en disposición de opinar acerca de este álbum, que cuenta como número tres en el historial discográfico de Whiskey Myers (sus antecesores Road Life -2008- y Firewater -2011-), sin dejarme cegar demasiado por la pasión que me suministra el rock and roll de raíces sureñas y reconociendo abiertamente que siento el revival actual como una bendición más que como un reproche. 

No se ciertamente como evaluar cual es el alcance que la acción de la mano de Dave Cobb –productor- puede haber tenido en el resultado final, pero también he de decir que me importa poco cual puede haber sido su influencia sobre Early Morning Shakes, pues percibo en cada uno de los doce temas en él contenidos un poso cualitativo importante, que afianza la credibilidad –por si alguien tenía dudas al respecto- de esta banda originaria de Tyler (Tejas). De todos modos creo que esta banda necesita de pocos artificios de producción, porque suena cojonudamente.

No hay uno de los ingredientes del southern rock que Gary Brown, Cody Tate, Cody Cannon, John Jeffers y Jeff Hogg no hayan tenido presentes o hayan pasado por alto; todos los sonidos, todas las texturas están aquí, el honky tonk en los pianos, los susurros en el slide, los tañidos en la Lap Steel, las frases de guitarra, las melodías a medio tiempo y en tonos menores característicos de este sustrato de rock and roll que suele conjugar a partes iguales melancolía, orgullo y, algunas veces, pesimismo.

Pese a que dura ya bastante el refrito del álbum en mi reproductor he de decir que cada escucha me proporciona únicamente más de cincuenta y dos minutos de satisfacción, desde que la apertura ataca con el rock pantanoso en Early Morning Shakes, desde que el tridente de guitarras dibuja riffs vehementes y frases distorsionadas en Hard Row to How, hasta que suenan los compases finales de la sosegada y entrañable Colloquy.

Para sí hubiesen querido los actuales Skynyrd tener un conjunto de canciones como estas, para poder ofrecérselas al actual rockero de a pie; pues a juicio de un mero degustador recogen y proyectan fielmente la herencia musical sureña, engordando la lista de referencias de asidua escucha por el amante del buen southern rock.

Hats off to Whiskey Myers…

2 comentarios :

Unknown dijo...

Joder, macho qué bien suenan. Recuerdan mucho a Lynyrd y también a los Allman Brothers. Me ha encantado: me servirá para amenizar la tarde. ¡Un abrazo!

Aurelio dijo...

Me alegro de que te haya gustado, tengo que decir que cada vuelta a este disco me encandila aún más con el contenido...

Gracias por opinar.

Un abrazo.

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