Desde
que hace tiempo penetré en la vorágine que impone la tecnología de andar por
casa, o dicho en leguaje llano, me coloqué delante de una pantalla de ordenador
para observar el mundo desde mi casa; he sido medio consciente de las cosas que
he ganado, pero también de las que he perdido.
No
me voy a columpiar en la mecedora del ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’, ni
mucho menos, porque es conveniente vivir en el presente con toda intensidad,
disfrutar lo bueno de estos tiempos, de lo que en realidad hay bastante, y
desdeñar lo malo o mediocre, que por desgracia siempre es demasiado.
Hoy
me he colocado como quien mira a través del hueco en una pared, y me he visto
acariciado por la música que emanaba de los surcos de ese viejo Long Play,
aquel que en su día fue novedad y del que conocía hasta la letra mínima que
figuraba impresa en la parte inferior de la contracubierta. Recuerdo hasta el
mínimo detalle la imagen y la tipografía de su cubierta e incluso el olor a
disolvente de imprenta que, también, emanaba de él cuando lo estrené. Fueron
tantas veces las que pasó por el ‘plato’ que ya conocía hasta los chisporroteos
que producían las motas de polvo que habían quedado pegadas.
Humm…!!! Qué recuerdos…!!!
No
es que las evocaciones del pasado me obnubilen, sino que soy consciente, ya no
casi sino totalmente, de lo duro que es el avance de los tiempos, de la
tecnología, de lo duro que es crecer en edad…
No solo porque te sientas mayor, pues un poquito de rock and roll en
vena hace rejuvenecer, sino por que observas como por la suma del paso del
tiempo, la tecnología y el envejecimiento has dejado de ser fiel ‘al uno a uno’
y te atosigas los oídos y los sentimientos con montones de canciones, que bien
mercería la pena escuchar sosegadamente, con la tranquilidad con que lo hacías
hace 30 años, para extraer los néctares de la música que reposa en sus pistas.
¡Qué
ruina…!, pienso… No se, pero creo, que me estoy convirtiendo, si no lo he hecho
ya, en un consumidor compulsivo de canciones. Ya no recuerdo ni las notas del
libreto, es más, casi ni les prestó atención, porque tengo tanto material por
delante que no me queda tiempo ni para eso.
El
avance de los tiempos es positivo, pues además de madurar como persona, la
técnica a puesto a mi alcance toda la información de la que carecía en el
pasado como proyecto de musicómano que fui, pero he entrado en una dinámica que
no me gusta nada; la de no saborear cada disco, cada canción, con la intensidad
que merece. Eso me lleva a pensar que, quizás, aquellos fabulosos Long Play que
escuchaba una y otra vez, se convirtieron en clásicos solo por el hecho de
disfrutarlos insistentemente.
Demos
una oportunidad a la música, a la obra musical individual, disfrutemos con
deleite del arte de sus notas, con medida y con sosiego, impidamos que la
tecnología nos empuje a consumir y tirar, más cuando hablamos de cultura en
forma de notas.
Dadas las circunstancias, por la desaparición de uno de los más grandes músicos del siglo XX y como tributo a ese gran percusionista que ha sido y, para quienes amamos la música, seguirá siendo Levon Helm, dejo un tema de los clásicos de The Band que siempre he adorado:
Mi tributo particular a Levon Helm.
Dadas las circunstancias, por la desaparición de uno de los más grandes músicos del siglo XX y como tributo a ese gran percusionista que ha sido y, para quienes amamos la música, seguirá siendo Levon Helm, dejo un tema de los clásicos de The Band que siempre he adorado:
3 comentarios :
Totalmente de acuerdo con tu plantamineto y poco más a añadir. Son tiempos de usar y tirar, todo se consume sin pararse mucho con lo que escuchamos y sin apenas disfrutar de nada.
Yo también añoro esos tiempos donde te sabías las letras de las canciones de memoria y donde quemabas los surcos de tus l.P's.
En fin, es lo que hay...
Por cierto, se nos fue un grande con Levon Helm.
D.E.P
Salduos.
Me siento totalmente identificado en tus palabras y suscribo una a una todas ellas ; es curioso , cuanto mayor acceso tenemos a la información ( en exceso , descontextualizada la mayoría de las veces ) menos conocimiento tenemos de las cosas , en especial los jovenes que se ven desbordados por la información de una realidad dirigida y perversa.
Saludos desde la tierra del Cierzo !
Creo que todos añoramos esos tiempos en los que un nuevo disco era el tesoro mas preciado, y como tal lo mimabamos y escuchabamos...
En fin, ojalá pudiese resistirme al consumo, pero de momento me puede el ansia por escuchar (y a veces consumir)
Saludos!
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