junio 05, 2014

Control (2014).

Aunque he leído alguna reseña que otra en estos últimos meses, creo que los tres de Grimsby nunca han sido demasiado apreciados y defendidos por estos lares. Quizás se les pueda acusar justamente de ser un tanto efectistas, de aprovechar los gags patentados por los clásicos –el viejo truco de Jimmy Page de tocar su guitarra en afinación abierta con el arco de una viola, por ejemplo- para dar un cierto toque visual que contribuya a afianzar más los lazos de su música con la de las bandas británicas de finales de los sesenta y setenta.

Hasta yo, que siempre he roto una lanza en su favor –siempre les he apreciado porque creo que con su música han sido capaces de revisitar con sabia propia los sonidos de rock setentero-, ya empezaba a sentirme un poco cansado del mismo show una vez tras otra; quizás estaba esperando un toque de efecto que supusiese un nuevo aliciente para disfrutar de su música, de sus conciertos; un aire nuevo que hiciese un paréntesis con respecto al ‘viejo’ repertorio y que me hiciese sentir que se había roto ese halo de continuidad que aprecio tanto en A Million Dead Stars como en The Third Floor. Y tras escuchar Control, creo que se ha conseguido.

Me gustaría que el sonido de éste, su cuarto álbum de estudio, transcienda los límites del soporte enlatado y que el cambio operado fruto de la nueva orientación en la producción -aquí y ahora en manos de Toby Jepson y Stephen Harris- forme parte de la nueva sustancia que fluye a través de la música de The Brew en Control. Aunque los elementos que caracterizan el sonido de la banda británica siguen presentes (el fuzz, el wah-wah y la distorsión) un pulimento especial ha sido pasado sobre el sonido, entre el que han salido a relucir ciertos elementos que permanecían un tanto ocultos entre el amasijo de watios.

La línea de bajo brilla en un contexto melódico y rítmico distintivo desde la apertura en Repeat, los riffs rotundos y oscuros relucen como el azabache en Eject, dónde las ondas sabbathianas se funden con las zeppelinianas en un brebaje de sonidos entre los que Jason Barwick sigue mostrando su calidad como solista para construir escalas. Las frases brillantes se mezclan e intercalan con hilarantes melodías de bajo a través de Shuffle o Skip, mientras Stop retoma -con el sabor rítmico de la acústicas- la vertiente folkie omnipresente en el rock británico de la época dorada, cuya paleta de colores utilizó en ocasiones Jimmy Page para dar una nueva dimensión al repertorio potente de los Zep, en temas como Bron-Y-Aur-Stomp.

Aún disfrutando con la intensidad del ‘menú de reproducción’, al que alegóricamente hacen referencia los temas contenidos en Control, sigo manteniéndome a la expectativa, esperando que en mi próximo avistamiento en vivo del trio británico la diversión de ahora no se convierta en un espejismo que se diluye.

Mientras tanto esperaré pacientemente deleitándome con Control.

4 comentarios :

Unknown dijo...

Los Cream del siglo XXI, caballero. Me parece una de las mejores bandas de la actualidad, y creo que Control lo demuestra. Necesitamos más bandas así.

Un abrazo.

ROCKLAND dijo...

Pues yo les perdí un poco la pista estos dos últimos años. En directo me gustaron mucho, pero creo que en estudio fallan un poco. Quizás les vuelvo dar la oportunidad con este "Control".

Saludos!

Jorge García dijo...

Igual les doy otra oportunidad aunque nunca han terminado de llegarme, no se porque, en directo mejoran...
Abrazo.

Aurelio dijo...

Me engancharon la primera vez que les ví en directo y les he ido siguiendo, aunque en el último show -el pasado invierno, cuando presentaron su álbum en directo- me aburrí un poco con el espectáculo y el repertorio. Ahora parecen sonar vientos de cambio y un cierto aire nuevo, que esperemos que se trasladen también al espectáculo del directo.

Gracias chicos por pasar por aquí y opinar.

Un abrazo.

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